Por: Óscar Fernández Galindez

osfernandezve@gmail.com

Salud y equilibrio son sinónimos. Sin embargo, una de las cuestiones que hacen que la relación salud-intuición no fluya como debería, es nuestra cultura.  La misma subvalora dicha relación y en consecuencia, cuando intuímos la aparición de una posible enfermedad, lo ignoramos hasta que nuestro cuerpo no da más.

¿Cuántos de ustedes han lamentado el haber ido a una reunión, porque allí se contagiaron de un virus gripal? Tomando en cuenta que no sentían deseo de ir.

¿O cuántos no han lamentado salir a la calle sabiendo que iba a llover?

Y así, el hacer movimientos inapropiados, comer lo que no deben, levantar objetos pesados de forma equivocada, etc. Les aseguro que antes de hacerlo, sintieron algo que les previno. Pero no fue tomado en cuenta.

También hay otros factores que influyen y no de afuera hacia adentro sino de adentro hacia afuera. Nuestras emociones y pensamientos, también nos enferman, y estos actúan de la siguiente forma, si las personas, estimulan la producción de adrenalina y cortisol.

La producción excesiva de estas hormonas, generan en las personas situaciones estresantes, que pueden conducir al desequilibrio interno y este al conectarse con el desequilibrio externo, genera la enfermedad en nosotros. Si aprenderamos a seguir nuestras intuiciones y mantener la producción de adrenalina y cortisol a raya, podríamos mantenernos más sanos  ¿Podemos hacer esto?

Vivimos rodeados por personas, circunstancias y cosas que nos hacen creer que todo es una situación de emergencia y que si no actuamos rápidamente, moriremos o morirá alguien por causa nuestra. Lo primero que hay que hacer, es trabajar conscientemente para cambiar nuestras programaciones de sobrevivencia, por programaciones de paz y amor.

Cuando cambiamos nuestra programación entonces lo malo ya no es tan malo y lo bueno aparece en nuestras vidas. Todo es neuroquímica cerebral. La mente crea la realidad y esta se expresa a través de nuestras acciones. No es fácil y hay que ser muy prudente porque nada en la vida funciona de manera lineal y/o literal.

De allí que de seguro si habrá en nuestras vidas situaciones que si ameriten la producción de adrenalina y cortisol. Pero entonces ¿cómo saber cuándo es un momento real de peligro y cuando no?

Esto sólo lo dirá la voz del corazón, es decir la intuición. La clave aquí es la coherencia, mientras seamos más coherentes con nosotros mismos y con los demás. Seremos más sanos y más intuitivos. Esa coherencia comienza cuando comenzamos a ver lo que realmente hay y no lo que la lógica del miedo nos pretende imponer.

Hay que aprender a ser observadores de nuestro propio cuerpo.  No sé trata de ser obsesivos, se trata de dejar que todo fluya y confiar en nuestros corazones. Ese tipo de comportamiento que atrae la salud a nuestras vidas, es visto como acciones de personas irresponsables, tontos, descuidados, locos, etc.

En resumen, es necesario:

1.- Desarrollar la  capacidad consciente de modificar nuestras programaciones mentales.

2.- Ser autoobservadores de nuestro cuerpo.

3.-  Coherentes con nuestras palabras, acciones y pensamientos.

4.-Trabajar la respiración.

5.- Buscar la conexión con nuestra deidad interna y un desarrollo profundo de la intuición.

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zuleyma González

Gracias,amigo Oscar tienes razón en eso de ser observadores de nuestro propio cuerpo

Óscar Fernández Galindez

Gracias Zuleyma.