Por: Alejandra Herrera – Chile / Correo: aleescritorafeminista@gmail.com
Hagamos el siguiente ejercicio; ¿Alguna vez escuchamos hablar de “derechos sexuales y reproductivos” en la escuela? Probablemente la respuesta sea no. Muchos se preguntarán qué son y otros dudarán de su existencia. Pareciera que flotan en un imaginario social, que ni el 2022 ha logrado aterrizar; es decir la institucionalidad real, visible y digna de los Derechos Sexuales y Reproductivos (DD.SS. RR) continúa siendo etérea.
Comencemos por definirlos como “los derechos básicos de las personas a acceder y obtener información, servicios y apoyo necesarios para tener una vida sana, libre y plena en el ámbito de la salud reproductiva y sexual, sin discriminación de edad, género, raza, identidad sexual, estado civil, condición socioeconómica, etc. Todas las personas tienen el derecho de ejercer o no la sexualidad y vivirla en forma segura, sin riesgo de infecciones de transmisión sexual y en forma independiente de la reproducción”[1].
Cuanta dignidad y libertad en aquellas palabras. ¿La realidad las tendrá también? Lamentablemente las cifras indican lo contrario. América Latina y el Caribe presentan la segunda tasa más elevada de fecundidad en adolescentes a nivel mundial, con 66,5 nacimientos por 1000 adolescentes de 15 a 19 años, entre 2010 y 2015; además, un 15%de los embarazos en la región corresponden a menores de 20 años (OPS/OMS, UNFPA y UNICEF, 2018)[2].Estas condiciones favorecen la continuidad intergeneracional de violencia, embarazos no planeados, abortos en condiciones inseguras y demás problemáticas presentes en los países de la región, que obstaculizan su desarrollo social y económico.
En este escenario, la educación sexual integral debe reconocerse como el derecho humano que es. Para aquello, un primer paso es entender que la sexualidad transciende lo erótico y genital, configurándose como un conjunto de experiencias humanas atribuidas al sexo y definidas por éste, situadas en un espacio cultural, social e histórico, cruzando transversalmente la manera de posicionarnos en el mundo, los vínculos que establecemos y cómo ponemos el cuerpo físico, mental y emocional frente al encuentro con un otro.
Sexualidad y la escuela
Comprendiendo la importancia de la sexualidad en el desarrollo integro, es que la escuela debiese ser el lugar de socialización primaria que brindará y garantizará el acceso a información clara, fidedigna y con enfoque de género, permitiendo en un presente o un futuro, tomar decisiones libres e informadas, en especial a las mujeres, para quienes la sexualidad aún opera como un mecanismo de control. Un control normalizado sobre los cuerpos, establecido desde la infancia, que nos convierte en un cuerpo sexual despojado del goce, autonomía y decisión. Un cuerpo objeto obediente de la institucionalidad, respecto a la reproducción, sexualidad y formas de habitar el placer. Por cierto, un placer que responde a cánones sociales de mujer hetero cis, blanca, joven y “sana”, privando del derecho del goce a los cuerpos que se escapan a la lógica de lo normado.
Por si aquello no fuese suficiente, la condición socioeconómica genera una brecha abismante en lo que respecta a DD.SS. RR. Una vida económica precaria puede cerrarnos las puertas a una sexualidad plena y segura. Bajo esta lógica la educación sexual integral en las escuelas garantizaría; al menos en teoría, el derecho al conocimiento sin distinción de características socio culturales.
Como vemos, la sexualidad es intrínseca al ser humano. Por lo tanto, educarnos en ella es un derecho humano fundamental, que nos permitirá ejercer o no nuestra sexualidad de manera libre, informada y segura.
Soy Alejandra Herrera, escritora feminista. Psicopedagoga, Magíster en Neurociencias aplicadas a la Educación, Diplomada en Estudios de Género mención Políticas Publicas y Educación. Autora del libro “Apto para Señoritas”. Te invito a conocer más acerca de mi trabajo en mi cuenta de Instagram @ale__escritora.
Nos encontramos en mi próximo artículo, saludos.
Referencias
[1] Fundación PRODEMU. “Derechos Sexuales y Reproductivos; nuestro cuerpo un territorio de derechos.
[2] Revista Educación Las Américas. Facultad de Educación Universidad de Las Américas.
Interesante artículo. Las palabras aguantan todo cuando hablamos de “derechos” pero la realidad es otra. En las escuelas aún existe esa precariedad en difusión de conocimiento. Y claramente la brecha socioeconómica, ese fantasma que nos persigue y divide en tantos ámbitos de la vida humana.
El cumplimiento de los derechos referentes a la sexualidad y reproducción es la base para mejorar el desarrollo a nivel social, cultural y económico de un país.
Me gustó muchísimo tu artículo. Saludos.
[…] como lo abordamos en el artículo anterior, “Derechos sexuales y reproductivos: Educación y libertad”. La sexualidad es una dimensión fundamental en el desarrollo y conformación del ser humano. […]