Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@hotmail.com

Cuándo vemos algo, por ejemplo un color, ¿vemos todos los mismos colores?. Con esta interrogante solo se nos referimos a uno de nuestros sentidos, pero si extendemos esta pregunta a todos los sentidos, y si, además, a nuestras comprensiones e interpretación del mundo. ¿Qué nos queda? ¿Es posible pensar lo mismo percibiendo diferente?

Por otra parte, ¿cuál o cuáles son las percepciones válidas para la sociedad y cuáles no, en base a cuáles criterios se definiría esto? Por ejemplo, buscaríamos a todos aquellos que ven 20/20 y les preguntaríamos que ven, ¿nos acoplaríamos a ellos aunque no percibiéramos eso?

Desde la neurofenomenología podemos comprender que lo diferente no se restringe solamente a lo que es o no socialmente aceptado. En su libro de nombre “El hombre que confundió a su esposa con un sombrero”, Oliver Sacks nos plantea que un mismo fenómeno perceptual, puede ser asumido por diferentes personas de acuerdo a su experiencia de diferente manera. Tal es el caso que este autor relata desde una serie de personas que escuchaban una música en su cabeza como si esta fuese una estación de radio.

Una de estas personas se sentía incómoda con la música, otra se sentía bien porque le recordaba su infancia y otra que resultó ser un músico dijo que lo ayudaba a componer. Así pues, la solución para cada uno a pesar de enfrentar un mismo problema fue diferente.

De hecho, sólo para una de ellas el fenómeno resultó patológico. ¿Qué le diría uno de ellos a los demás? Les diría, ¿ustedes están equivocados? La diferencia perceptual no tiene porqué llevar un único camino y una única solución.

La patologización de la sociedad nos lleva al enfoque de seres con déficit o seres normales, más sin embargo aquellos que muestran lo que podríamos denominar como exceso, también son discriminados. La apertura sensorial nos invita al reconocimiento del otro, y a la apertura de comprensión.No todo lo que se percibe es coherente por lo tanto no estamos hablando aquí de un vale todo, pero sí de una apertura mental.

John Nash, el famoso matemático que se popularizó a través de la película mente brillante, nos mostró que la esquizofrenia si se atiende apropiadamente puede ser también vista como una forma de pensar y percibir al mundo.

Con todo esto pretendo proponer la apertura a un sistema educativo inclusivo que reconozco los déficits y los excesos cómo parte de lo normal en una sociedad de tolerancia y complementariedad.

Díganme ustedes, ¿es utópica esta visión?

Ya las series de televisión se nos han adelantado a este planteamiento y vemos por ejemplo en programas sobre investigación criminal, la incorporación de seres que poseen diferencia perceptual que los ayuda a resolver crímenes. Si no lo creen vean:

  • El mentalista.
  • Mentes criminales.
  • NCIS
  • Scorpions.
  • Good doctor.
  • Baltazar.
  • Mentes brillantes.

No puede ser casual todo esto. Aquí hay un plan que de seguro incluye a neurocientíficos, ¿aún no lo ven?

Vamos a seguir negando que esta perspectiva de expansión en torno a la comprensión multiperceptual, debe ser incorporada en nuestra sociedad.

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