Por: Luis Alfonso Briceño Montilla – Trujillo, Venezuela   / Correo: ciudadbohemia1@gmail.com / Instagram: @luisbriceño13 / https://orcid.org/0000-0001-6713-1070

A la obligación del ser feliz se le suma el aspecto irrenunciable del sé joven hasta las últimas consecuencias del tiempo, como impacto sobre lo biológicamente físico valga la redundancia. La juventud aquí no implica un movimiento orientado hacia la eterna lozanía del espíritu envuelto sobre el manantial de una actitud abierta y que describe un cierto modo de anulación un tanto fatalista sobre la vida. Por ello, la dinámica mediática, los discursos cotidianos y los nuevos templos del fitness, incrementan la objetualización del afuera. Pocas excepciones estimulan el ejercicio de la plasticidad cerebral o la belleza de algo más que las delineadas curvas, como preludio hacia el duro oficio de la sobreexposición y autoexplotación de la carnicería de exhibiciones en las cuales se han constituidos los espacios de las redes sociales, mas media y la web.

En un tiempo que aúpa la oda sobre la importancia de los glúteos, los implantes mamarios, las liposucciones, los pectorales masculinos y un centenar de formas estéticas de lo exógeno; el exponer la inefabilidad de una mente creativa o fuera de los patrones de comportamiento del “infierno de lo igual” como diría el filósofo coreano Han, se desajusta lo interior por el evangelio de la eterna belleza corporal y corporativa más la crueldad del anti envejecimiento, lo cual nos coloca en un dilema de lo externo con un impacto decadente sobre el adentro desde múltiples perspectivas.

La industria cultural del antienvejecimiento

El transitar la vida como si fuese el ultimo día, padecer la aceleración, el frenetismo y el arrojamiento hacia el consume, facilita e instaura un discurso desde los mas media y los nuevos espacios de concentración como la red. Así, se instaura una verdadera dictadura de la juventud acompañada con fuertes dosis de cultura de la cancelación y posturas de doble racero. No existen letreros por ejemplo como el ejercita tu mente. Por un lado, el cuerpo como nuevo objeto de consumo a través de la proyección fotográfica, materializa el campo de su mercantilización en el mercado de las perfecciones estereotípicas del fitness. Por el otro, la belleza posee un doble juego de moralidad que es determinado por la condición física que emula a la juventud, acompañada de los privilegios económicos. Por tal razón, la industria del entretenimiento y los fenómenos como la figura del sugar dady gozan de la aceptación pública gracias a la imposición del capital y la hipocresía social colectiva. Un caso de ello lo podemos cotejar a partir de relaciones como la del cantante salsero Marck Antoni y su reciente y joven esposa o la pareja de la venezolana y el famoso influencers y millonario Jean Luca Vacchi.

Contrario a lo anterior, para el caso de otras uniones que no gozan de fama o estatus económico, la diferencia de edades bien se podría considerar objeto de violaciones y las más variadas formas de acoso que desarticula a las incongruencias similares a algunos frentes de luchas feministas capaces de desarticular a diestra y siniestra series, films u autores frente al fenómeno potenciador e incoherente del misógino género del reggaetón, como resultado de una especie de contradicciones constantes.

Por tanto, referirnos a la industria del anti envejecimiento es en cierto modo proponer un fenómeno de diversas lecturas. Las cuales han logrado replegar a la vejez como un proceso natural que ha de ser vivido con la plenitud que amerita la experiencia y las posibilidades de franqueza que permiten un espíritu orientado hacia un mayor estado de liberación de los estigmas modernos. En este sentido, hemos logrado despojar a su sinónimo la sabiduría por la necesidad de imponer una especie de adolocentrismo o aniñamiento de la sociedad, afanada en la cosificación que definitivamente expulsa el universo de la riqueza creativa, la singularidad atópica y lo que en otrora representaba el atractivo del sé inteligente.

La hipersexualización es la norma

El reverso del anti envejecimiento es la hipersexualización del cuerpo ya no como templo sino como mercancía. Lo sagrado pasa a ser una expulsión que impone una verdadera cacería de saciedades biofísicas. A las experiencias raudas y la adrenalina le acompañan el consumo del sexo como una lógica de aceleración del capital. Explotar el afuera coloca en el centro de las nuevas necesidades humanas la precocidad y atrofia del amor, por la vacuidad de un encuentro rápido como morfina tranquilizadora. Más allá de la moralización, los hechos conductuales de la hipersexualización en edades precoces se materializan gracias a la potenciación de los medios de masas y la web.

Actualmente, la exhibición y el acceso hacia el misticismo del cuerpo que antaño gozaba de cierto grado de pudor, se ha desbordado a la par de la sobre información que circula en la red. El espacio de la pornografía que gozaba de cierto secretismo, hoy se revela como la necesidad de un consumo frenético que obedece a la viralidad. De igual modo como aparecen artistas bajo la orgía del sexo erotizado en los videoclip que desaparecen a las pocas semanas de su estreno, se concatena con la gran mayoría de variaciones o apariciones de X o Y acto sexual en modo compartir. Por lo cual asistimos a la normalización de un verdadero estado de anti envejecimiento e hipersexualización autoexplotadora. La eterna juventud supone que hacia el futuro la supremacía del botox y la estética de alisamiento de algo más que la piel, será el objeto de culto en el cual envejecer podría constituirse como crimen moral, motorizado por el paso del tiempo.

Notas a pie de página

Sugar Dady es una expresión viral que se refiere a el amante viejo rico.

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Luz Omaira Mendoza

Excelente escrito, que nos anima a seguir adelante pese a las adversidades de salud y edad, mantenernos bien es un regalo de nuestro creador. Rejuvenecernos con algunas cirugías , o aditivos pueden ir más allá, como buscar otras enfermedades y serían los familiares los más perjudicados al ver a su madre tia o abuela deprimida por los gastos ocasionados . Y que tal si no funciona la cirugía? Son reflexiones que nos corresponde hacer.
Vivamos el momento con alegría y los que nos toca vivir…

Luis Alfonso Briceño Montilla

Saludos mi estimada prof. En efecto, la vejez como estigma contra el consumo, impide que se materialice con el mínimo de dignidad que aporta la experiencia. Más allá de la superficie.

Justo Jiménez

Excelente articulo amigo Luis,ese proceso de cosificación del hombre que vivimos en la actualidad debe ponernos a reflexionar,sobre el futuro probable de la humanidad.Ya desde la antigüedad el hombre en su afán de permanencia y miedo al más allá, buscaba el elixir de la eterna juventud o la piedra filosofal y hoy sigue buscándola,quizás por su crisis de identidad o el desarrollo y asunción de una verdadera ontología que nos devele como lo que somos,seres espirituales teniendo una experiencia corpórea y no cuerpos teniendo una experiencia de chatarra espiritual.Las filosofías orientales nos hablan de como es adentro es afuera,de tal manera que la belleza y la felicidad deberían partir primer desde lo más profundo de nuestro ser llámese alma o espíritu,debemos cultivar maravillarnos con la belleza de la naturaleza incluidos nosotros pero desde dentro.

Luis Alfonso Briceño Montilla

Cordial saludo, gracias por tu comentario. Las civilizaciones han atravesado estás cruzadas con respecto a la moda o el aspecto de la espiritualidad en distintos tiempos. La antigüedad es un momento importante que vale la pena diferenciar. Saludos.