Por: Luis Alfonso Briceño Montilla – Trujillo, Venezuela / Correo: ciudadbohemia1@gmail.com / Instagram: @luisbriceño13 / https://orcid.org/0000-0001-6713-1070
La psicología positiva o sus derivados como el pensamiento positivo, auto crecimiento personal o autodesarrollo por tan solo mencionar algunos, forma parte de un modelo estructural, teórico y organizativo nacido en los años setenta. Cabana e Illouz en su texto “Happycracia Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas” señalan como esta pseudociencia instalada en la comunidad científica, fue el resultado de una especie de “iluminación”, revelación o sueño de su principal artífice Martin Seligman, director de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA). Tanto su manifiesto introductorio a una psicología positiva, como sus elucubraciones confusas de tipo evolucionistas, psicológicas, neurocientíficas y filosóficas, constituyeron parte de lo que en adelante se consideraría una “ciencia” de la felicidad.
Si bien, el término felicidad ha sido direccionado, consustanciado y diversificado desde las diferentes corrientes filosóficas; observaremos como el pensamiento mágico de la “psicología” positiva lo determina y emplaza como una camisa de fuerza dentro de un conjunto de valores que despoja a los grandes de la filosofía presocrática y posterior clásicos y modernos de su antecedentes. Puesto que la felicidad es un concepto polisémico que amplía horizontes como el sentido de nuestra existencia humana, el por qué o cómo nos movilizamos y construimos entorno a la noción de felicidad, nos limitaremos a obviar dichas tradiciones filosóficas, para delimitar las trampas del pensamiento positivo bajo la definición de psicología positiva.
Psicología positiva: la trampa del pensamiento positivo y la felicidad en tiempos posmodernos
Tanto la compleja estructuración de espacios académicos, centros motivacionales, coach de oficio, edificaciones “científicas” teóricas, financiamientos, hasta la literatura de auto crecimiento desplegada por el globo, forman parte de su savia. En síntesis, la misión de la puesta en escena sobre la sociedad con respecto al pensamiento positivo, consistió en la potenciación de una actitud y pensamiento más positivo, acompañado de la noción paliativa en contra del dolor, sufrimiento y negatividad. El principal propósito de dicha pseudociencia ha sido cultivar un modo de resistencia con respecto a la vida dinámica y estresante del modelo económico dominante.
La resiliencia y felicidad dentro del pensamiento positivo, cataliza un conjunto de propuestas en las cuales sus principales indicadores giran en torno a los siguientes aspectos: felicidad y bienestar, aspiraciones y objetivos universales dentro de resultados cuantificables como la economía. Es decir, la felicidad entendida como objeto de consumo y resultados económicos. Por tanto, los psicólogos positivos desplazan los aspectos filosóficos y la incapacidad de consenso sobre la definición de felicidad por lo que Cabana e Illouz señalan que éstos –psicólogos positivos- sentencian que: “se trata (…) de un concepto objetivo, universal y susceptible de ser medido de forma imparcial y exacta (…) En efecto, la felicidad es hoy objeto de las estadísticas de masas y de la economía de datos personales” (p.50-52). Y con ello, el sistema fortifica la noción de felicidad dentro de un conjunto de valores en los cuales las narrativas, la industria cultural, el sistema educativo y el modelo económico tecnocrático, resuelven hasta vaciarla de su esencia rica y polisémica.
El fin o propósito despliega un evangelio que desplaza a la negatividad por la instauración de una actitud pasiva, resistente –resiliente- y productiva a favor de la motorización económica. Desde alcanzar los objetivos materiales hasta la autorrealización ilusoria que el sistema construye, forman parte de sus presupuestos. La fama, la popularidad, el consumismo, los sueños de máxima gloria y confort, son desplegados en el imaginario como parte de los objetivos a materializar. Para ello, la negatividad es un punto de inflexión que ha de desaparecer de sus constructos.
Reflexiones
El pensamiento positivo al despojar la noción de negatividad y dolor, destierra las grandes formas tensionales en las cuales se mueve el hombre, la creatividad y el aprendizaje. ¿Qué sería de la experiencia humana si anulamos el dolor y la negatividad? ¿Existirían las canciones de desamor que tanto gustan si evadimos la experiencia antagónica y dolorosa de amar? ¿Existirían esas grandes obras musicales, teatrales y pictóricas sin las experiencias negativas?
Acaso, la negatividad y dolor no implican fuentes de inspiración si tomamos en cuenta que dicha experiencia es la fuente del cambio dentro de la especie humana. Después de todo, los polos de la existencia y los misterios del día y la noche, el bien y el mal, constituyen magníficos elementos para graficar el motor de la dualidad, los extremos o las tensiones que motorizan a la vida; más allá de quienes puedan exagerar-pensar que tal “dialéctica de la negatividad” constituya formas de sadomasoquismo. Pues, los grandes enigmas y mutaciones de la vida comienzan precisamente allí donde una experiencia dolorosa forja al espíritu que tras una caída procesa, reflexiona y aprende el valor de que el fuego ilumina tanto como quema.
Referencia
Illouz, Edgar Cabanas y Eva. Happycracia. Cómo la ciencia y la industria de la felicidad controlan nuestras vidas. Barcelona (España): Traducción, Núria Petit, Editorial Planeta, S. A, 2001
y así fueron desplazando a la psicología profunda (el psicoanálisis en todas sus vertientes) por una teoría que fomenta de esteriotipación de la conducta, como si el ser humano reaccionara solo como los perros de Pavlov, que Freud muy bien ya había tomado en cuenta cuando habló del <> sin descuidar la parte compleja del aun inexplorado cerebro y mente; la voluntad con que se hizo tal desplazamiento epistemológico fue la de atender a la gente más rápido y controlar más fácil a las masas por medio de la llamada ingeniería social, que es otra forma de eugenesia pero más centrada en lo cultural que en lo biológico…
y así fueron desplazando a la psicología profunda (el psicoanálisis en todas sus vertientes) por una teoría que fomenta la esteriotipación de la conducta, como si el ser humano reaccionara solo como los perros de Pavlov, que Freud muy bien ya había tomado en cuenta cuando habló del , sin descuidar la parte compleja del aun inexplorado cerebro y mente; la voluntad con que se hizo tal desplazamiento epistemológico fue la de atender a la gente más rápido y controlar más fácil a las masas por medio de la llamada ingeniería social, que es otra forma de eugenesia pero más centrada en lo cultural que en lo biológico…
y así fueron desplazando a la psicología profunda (el psicoanálisis en todas sus vertientes) por una teoría que fomenta la esteriotipación de la conducta, como si el ser humano reaccionara solo como los perros de Pavlov, que Freud muy bien ya había tomado en cuenta cuando habló del Determinismo Biológico, sin descuidar la parte compleja del aun inexplorado cerebro y mente; la voluntad con que se hizo tal desplazamiento epistemológico fue la de atender a la gente más rápido y controlar más fácil a las masas por medio de la llamada ingeniería social, que es otra forma de eugenesia pero más centrada en lo cultural que en lo biológico…(tres veces porque la plataforma no acepta algunos símbolos)…
Así es mi estimado. No en vano el conductismo es la teoría-práctica consentida de los grandes y nuevos magnates de las tecnológicas. La misma chupeta en la política y otros medios de control: nuestro caso nación.