Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@gmail.com
Es imposible llegar a saber todo de todo, pero si es posible llegar a saber lo necesario, lo suficiente para tomar siempre las mejores decisiones.
No siempre es posible meditar largamente acerca de una decisión que debemos tomar, además si somos ignorantes no importará si es mucho o poco tiempo el que nos tomamos.
El corazón bien enfocado alejado de temores y/o confusiones, es más que suficiente para tomar rápidas decisiones y no errar en el intento.
Es importante tener siempre en cuenta, que en el universo de la toma de decisiones, el no decidir también entra en las posibles opciones a tomar.
Muchas veces el decidir no actuar puede ser la mejor decisión. Eso puede significar que tal vez sea conveniente actuar luego o que no reaccionar sea por sí sola, la respuesta oportuna.
En la toma de decisiones la paciencia es muy importante porque apresurarse puede terminar siendo una acción impulsiva que termine generando un efecto fatal.
Todo lo dicho hasta ahora puede parecer contradictorio pero no es lo mismo decidir si cruzas o no la calle que un cirujano decida operar o no después de una fiesta.
Incluso, en el caso de cruzar la calle, no es lo mismo decidir antes de cruzarla o detenerte en medio de la calle a decidir.
Hay lugar y momento para todo. Y es aquí cuando el ser humano debe aprender a ejercer su autonomía y sus decisiones no deben ser tomadas por presión social, sino por corazón y voluntad propia.
Solo la voz del corazón da la confianza suficiente para actuar con poca información y siempre dar en lo correcto.
El ser que solo se guía por la información que recibe, se guía solamente por la razón, y en un mundo en el que casi todos actúan irracionalmente, lo lógico y coherente no siempre es la respuesta apropiada.
Un ser intuitivo, es profundamente coherente y lógico, pero sabe cuándo actuar lógicamente y cuando no.
Incluso lo que para la mayoría puede ser visto como un error o un descuido, es solamente una acción que va orientada a un fin en particular por otro camino que no es el habitual.
El niño y joven ignorante de todo esto, anda por el mundo dormido creyendo que sus actos no generan consecuencias. Las mismas pueden ser sutiles en muchos casos, pero, también pueden resultar fatales y hoy día con la ayuda de las redes sociales, este peligro se multiplica exponencialmente.
Por otra parte, la ignorancia de los adultos para entender a sus hijos y además comprender el cómo los dispositivos electrónicos generan en ellos grandes cambios que no siempre son para su bienestar, hace que está situación se complique aún más.
Hace algún tiempo nuestros abuelos dejaron a nuestros padres con un radio o un televisor de niñera, ahora son los dispositivos electrónicos que con la ayuda de las redes sociales, intervienen en los procesos de toma de decisiones de nuestros niños y jóvenes.
Pero ni en la institución escolar ni en el hogar se les enseña el cómo deben tomar decisiones apropiadas, entre otras razones esto ocurre porque quienes deberían enseñar el camino, tampoco lo conocen.
De este modo todo queda en manos de la experiencia, y es aquí donde surge el problema, porque no todo es conveniente experimentarlo de forma directa. Incluso, hay experiencias tal cómo una masacre por ejemplo, que nadie debería experimentar de cerca.
Lo mejor ante todo esto, es aprender a observar tanto de las experiencias propias como de las ajenas. En este proceso es importante aprender a discriminar que es ficción y que no lo es.
Ya que el engaño y la confusión, son los recursos más potentes para manipularnos y controlarnos, si logramos discernir entre lo cierto y lo falso, ya no habrá nada que nos detenga y sólo deberemos enfocarnos en nuestros objetivos y caminar con confianza hacia nuestro destino.
Pero cuando una persona ya no es instrumento ciego de los demás y es capaz de tejer su propio destino, puede que reciba uno de los dos posibles tratos: O es adulada para obtener de ella algún beneficio personal, o es ignorada para que su proceso de desarrollo no avance.
En este sentido, debemos ir hacia un punto medio entre la adulancia hacia una persona y el ignorarla por completo. El ser consciente de su proceso, sabe esperar el momento justo para actuar y como no le interesa que su ego sea consentido, no esperará más que un trato justo y oportuno.
Ese ha de ser el camino que todos debemos seguir y esto sólo se logra cuando ya convencidos desde nuestra interioridad quienes somos y para que estamos aquí, dejamos ya de buscar y abrimos nuestro corazón a la confianza infinita en nosotros mismos y en lo que ya somos y siempre hemos sido..