Por: Antonio Samudio Oggero – Investigador del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT) de Paraguay / Correo: asamudio@rec.una.py / Instagram :@tonysamudioo
En Latinoamérica, los guardianes de las semillas, como el Red de Guardianes de Semillas del Ecuador o las comunidades campesinas en Paraguay (como los ejemplos de Semilla Róga en Repatriación), son actores clave en la resistencia frente a la uniformidad agrícola y la pérdida de biodiversidad. Su trabajo silencioso en los campos y comunidades es un acto de resistencia cultural y ecológica, asegurando no solo la comida de hoy, sino también las bases para la alimentación y la vida de las futuras generaciones.
En este sentido, las mujeres han sido parte fundamental del resguardo de las semillas, las mujeres, a través de generaciones, han acumulado un profundo conocimiento sobre las semillas, no solamente por conocimientos normalmente atribuibles, como los usos culinarios y medicinales, sino, además de otros conocimientos como sus características, adaptación a diferentes suelos y climas, resistencia a plagas y enfermedades, y métodos de conservación. Este conocimiento es transmitido de madres a hijas, de abuelas a nietas, asegurando la continuidad de estas prácticas.

Dra. María Caridad González Cepero es una destacada investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA) de Cuba. Es Doctora en Ciencias Agrícolas y se ha dedicado al mejoramiento de cultivos.
Su labor como mejoradora es reconocida por la satisfacción que le produce el impacto de su trabajo. Cuenta con innumerables participaciones en eventos internacionales, publicaciones, colaboradora de proyectos de rescate y mejoramiento genético de especies de interés agrícola en desatacados centros de investigaciones y universidades de toda américa, incluso en países de otras regiones del mundo.
Ha recibido el Premio Win Cuba. También se le ha destacado por sus conocimientos sobre plantas como la flor de Jamaica y sus utilidades, impulsando su cultivo y el dominio de sus beneficios.
Son ellas quienes, en gran medida, realizan la selección de las mejores semillas de cada cosecha para la siembra futura, identificando las variedades más resilientes y nutritivas. Esta práctica, a pequeña escala, contribuye a la mejora genética y a la adaptación de los cultivos a las condiciones locales.
En muchas comunidades, las mujeres organizan y gestionan bancos de semillas comunitarios, donde se almacenan y se intercambian semillas nativas y criollas. Estos bancos son vitales para la conservación de la diversidad genética y para asegurar el acceso a semillas de calidad para todos. Un ejemplo claro en Paraguay es “Semilla Róga” (del guaraní, casa de semillas), impulsado por la Organización de Mujeres Campesinas e Indígenas (CONAMURI).
Las mujeres son protagonistas en la promoción y práctica de la agroecología, un sistema de producción de alimentos que respeta el medio ambiente, la biodiversidad y los saberes locales, y donde las semillas nativas juegan un papel central.

Dra. Luz Gómez Pando es una reconocida investigadora y docente peruana especializada en el mejoramiento genético de cereales y granos nativos. Ha dedicado más de 50 años a la docencia e investigación en la Universidad Nacional Agraria La Molina, donde fue Profesora Principal del Departamento de Fitotecnia de la Facultad de Agronomía. Fue jefa del Programa de Cereales y Granos Nativos de la UNALM.
En este periodo se dedicó a coleccionar, preservar, caracterizar y emplear en los programas de mejoramiento el germoplasma de los cultivos nativos del Perú como la quinua, kiwicha y cañihua y de los cereales introducidos como trigo, cebada, avena y otros, los cuales forman parte del banco de germoplasma de la Universidad Nacional Agraria La Molina, sumando en conjunto más de 4000 accesiones.
En reconocimiento a su invaluable contribución al campo de la investigación agrícola y su dedicación como educadora la Universidad Nacional Agraria La Molina le otorgó la distinción de “Profesora Emérita”. También ha recibido premios por su investigación, incluyendo el Premio a la Mujer en el Mejoramiento Por Inducción de Mutaciones 2021 otorgado por el IAEA-FAO.
El próximo año, ha sido declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como el Año Internacional de la Mujer Agraria, esta es una noticia de gran relevancia que busca poner en el foco el papel crucial que desempeñan las mujeres en los sistemas agroalimentarios de todo el mundo.
La declaración del año 2026 como el Año Internacional de la Mujer Agraria se enmarca en un contexto de creciente conciencia sobre la importancia de la mujer rural en el desarrollo sostenible. El Día Internacional de las Mujeres Rurales, que se celebra cada 15 de octubre, ya ha sentado las bases para el reconocimiento de su labor.
Organizaciones como la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) han destacado consistentemente el rol de las mujeres en los sistemas agroalimentarios. Informes como “La situación de las mujeres en los sistemas agroalimentarios” (2022) de la FAO ofrecen una imagen completa de las desigualdades de género que persisten y la necesidad de acciones concretas para superarlas.
En esta era más reciente, muchas mujeres jóvenes rurales están accediendo a la educación superior en campos como la agroecología, agronomía, biología o ciencias ambientales. Esto les permite fusionar el conocimiento ancestral heredado de sus abuelas y madres con bases científicas, optimizando las técnicas de selección, almacenamiento y reproducción de semillas.
Las mujeres modernas participan activamente en proyectos de investigación que buscan documentar y validar las propiedades de las semillas criollas y nativas, así como su adaptación al cambio climático y resistencia a plagas.

Estudiante Grisel Peralta, Investigadora Junior del Laboratorio de Bioproductos del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas de la Universidad Nacional de Asunción de Paraguay. Actualmente colabora en el Proyecto Internacional de “Rescate de semillas criollas y nativas y de la agrobiodiversidad para combatir los efectos del cambio climático” financiado por la Organización de las Naciones Unidas, la Universidad Nacional de Asunción y la Organización Gestión de Desarrollo Social GEDES.
Se encuentra en etapa de investigación de tesis de la Carrera de Ingeniería Agronómica de la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Planifica seguir sus estudios de posgrado con temas referentes al análisis y conservación de los recursos fitogenéticos locales.
Si bien mantienen métodos tradicionales, exploran nuevas formas de conservación, como la creación de bancos de semillas comunitarios más organizados, el uso de tecnologías sencillas para el control de humedad y temperatura, o la digitalización de la información sobre las variedades.
Reconocer y empoderar a las mujeres en este ámbito no es solo una cuestión de justicia social, sino una necesidad estratégica para el futuro del planeta. Sin su conocimiento profundo y su compromiso diario, la pérdida de biodiversidad agrícola sería catastrófica, comprometiendo nuestra capacidad de alimentarnos y adaptarnos a un clima cambiante.
El rol de las mujeres en la conservación de semillas es, sin lugar a dudas, clave, insustituible y multidimensional. No se trata simplemente de una labor agrícola, sino de un pilar fundamental que entrelaza la seguridad alimentaria, la soberanía cultural, la agrobiodiversidad y la resiliencia comunitaria frente a los desafíos globales.