Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@hotmail.com
Cada ser está en un proceso que puede ser considerado igual y diferente a la vez, todos llegamos a esta realidad de apariencias a cumplir con un determinado propósito. Es nuestra responsabilidad ir navegando de vida en vida buscando descifrar las claves de dicho propósito.
Aunado a todo esto, dependiendo del carácter y la voluntad del ser de luz que nos guía, y de nuestro deseo o impulso por avanzar, pasaremos por algunas pruebas más o menos difíciles, todo absolutamente todo, forma parte de un plan divino en el que participamos y aceptamos sus condiciones. Incluyendo en todo esto, el hecho de borrar de nuestras mentes el recuerdo de quienes somos y a qué vinimos.
Nuestro accionar en esta vida busca transformar una realidad que en un futuro nos perjudicó grandemente, y hablo así porqué todos nosotros somos mensajeros del futuro venidos aquí a modificarlo. Nuestras emociones, pensamientos y acciones, son motores de cambio profundo no sólo para esta realidad sino para muchas otras.
El universo todo está interesado en que nuestro experimento tenga éxito. Pues este garantizaría la evolución del mismo a un estado de mayor consciencia universal. Recordemos que habitamos un universo de libre albedrío, en el que todo absolutamente todo, está permitido por la fuente de todo lo existente. Es por ello que la lucha entre el bien y el mal no es más que una estrategia utilizada por la mente universal para mantenerse creativa y joven.
Al comienzo dije que este proceso puede ser considerado igual y diferente a la vez para cada ser. Igual porque al final todos buscamos retornar a la fuente de algún modo, y diferente porque precisamente cada camino de retorno marca un sentido, una experiencia y un carácter que nos atraviesa y nos da fortaleza.
Cada una de estas etapas que nos hace diferentes, constituyen lo que podríamos denominar estaciones de vida. Dependiendo de la voluntad y el compromiso de cada ser, en una vida se puede transitar por una o varias de estas estaciones.
Estaciones que pueden ser vistas o leídas como niveles en un videojuego, en el que los dones y virtudes recibidos por cumplir positivamente con nuestras misiones, nos ofrecen vidas extras y privilegios a través del proceso del despertar de la consciencia o el darse cuenta de uno mismo.
Todo este transitar y descubrir continuo nos conduce a mayores estados de libertad, ofreciéndole al ser que lo vive, un viaje hacia la iluminación cada vez menos azaroso, lo que representa el mayor propósito del ser humano en la tierra, es decir ser libre y feliz.
La búsqueda del autodescubrimiento y el reconocerse a uno mismo como parte de la totalidad, le ofrece a quien lo vive un estado profundo de paz interior que es difícilmente mutable, y sí por determinadas circunstancias dicho ser se sale de su centro, rápidamente es capaz de retornar, porque sabe y entiende que todo es apariencia.
Son nuestras creencias las que nos tienen presos de nosotros mismos, y es por ello que aquí las religiones tienen un punto de limitación. Los seres de luz no tenemos límites y las experiencias que van más allá de lo evidente no dejan de ocurrir día tras día para aquellos seres conscientes y responsables de su propio proceso.
¿Qué sucede con la mayoría de las personas que aún no comienza su viaje consciente hacia la luz?
¿Qué buscan en un mundo de ciegos, las explicaciones que sólo se encuentran en el interior de cada quién?
Es fácil ver la paja en el ojo ajeno pero muy difícil ver la viga en el propio. El camino de la autoobservación, con amor y sin juicios resulta muy incómodo y agotador. Ese es el verdadero trabajo. Pero ¿cuántos son conscientes de esto y practican el silencio y el respeto al libre albedrío de cada quién?
Es muy curioso, pero la salida en este mundo y universo de libre albedrío, consiste en alcanzar el nivel de conocimiento y entendimiento necesario que nos lleve a desear y buscar con amor a la renuncia del libre albedrío. En eso consiste la libertad, y para quién no lo viva, no lo entenderá y lo verá hasta ilógico.
Es la única salida, porque fue esta vía la única entrada. Al final de este proceso verán que nada de lo que creen que existe, es real y que lo único que existe es el amor. Por lo tanto, deberíamos expresar es compasión y felicidad.
La paz en el corazón no es un asunto que no se obtiene buscando y añorando el pasado o anhelando el futuro. Sólo el vivir consciente en el eterno presente, conduce a la felicidad y la paz.