Por: Antonio Samudio Oggero – Investigador del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (CEMIT) de Paraguay / Correo: asamudio@rec.una.py / Instagram :@tonysamudioo
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha advertido de forma contundente sobre la preocupante pérdida de la agrobiodiversidad en el mundo, un fenómeno que tiene serias implicaciones para la seguridad alimentaria, la nutrición y la sostenibilidad de los sistemas agrícolas.
Para la FAO, la agrobiodiversidad o biodiversidad para la alimentación y la agricultura es un término amplio que abarca todos los componentes de la diversidad biológica que tienen importancia para la alimentación y la agricultura. Esto incluye no solo la variedad de plantas cultivadas y razas de animales domesticados, sino también los organismos silvestres (como polinizadores, depredadores naturales de plagas, y microorganismos del suelo) que sostienen los agroecosistemas. En esencia, es la base biológica de la que dependemos para producir nuestros alimentos y mantener la salud de nuestros ecosistemas agrícolas.

En tal sentido, recientemente se ha realizado un importante foro en Cuba. Este encuentro reunió a representantes de Paraguay, Cuba, Perú, Panamá y Costa Rica y en ella se han planteado diferentes problemáticas asociadas a la pérdida de la agrobiodiversidad y las posibles estrategias para revertir esta situación, se han presentado estudios de casos de la actualidad de estos recursos fitogenéticos como el de la Universidad Nacional Agraria la Molina de Perú: Rescate de las papas nativas del Perú; La Universidad de Costa Rica: Estrategias integradas para la conservación, caracterización, uso y consumo de la diversidad genética del maíz criollo en Costa Rica; Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas de Paraguay: Situación de las semillas criollas y nativas de América.

Además del importante rol en la alimentación, estas semillas son patrimonio cultural y conocimiento ancestral de los pueblos de América, las semillas criollas no son solo un recurso biológico, sino también un elemento central de la cultura y la historia de las comunidades, su conservación está intrínsecamente ligada al conocimiento ecológico tradicional de los agricultores, que incluye prácticas de selección, almacenamiento y manejo de cultivos transmitidas de generación en generación. Rescatar estas semillas es, por tanto, preservar la identidad y las tradiciones de los pueblos.
Estudios realizados por el CEMIT de Paraguay muestra una importante variabilidad de maíz, principalmente en manos de los pueblos originarios, que son los principales conservadores de estos recursos fitogenéticos.

Así también la Universidad Agraria La Molina de Perú se encuentra abocado en investigar la diversidad genética de las papas andinas y la evaluación de los diferentes sistemas de producción para el mantenimiento de esta agrobiodiversidad en los pueblos rurales andinos.
Cabe mencionar que el encuentro desarrollado en Cuba fue realizado en el marco del proyecto: INT24 /K/14 “Rescate de semillas criollas, nativas y de la agrobiodiversidad como estrategia para mitigar los efectos del cambio climático” financiado por la Organización de las Naciones Unidas y se encuentra abocada al estudio de la diversidad de los recursos fitogenéticos de países de Latinoamérica.
Además, el proyecto continuará con una serie de talleres virtuales e intercambios técnicos en distintos países participantes, con el fin de promover la importancia de proteger y revalorizar estos recursos fitogenéticos. En un contexto global donde la homogeneización de cultivos amenaza la diversidad agrícola, esta iniciativa se alza como un faro para la sostenibilidad y la justicia alimentaria en nuestra región.