Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@hotmail.com

Lo que por lo general percibimos en la mayoría de las personas es ignorancia, adormecimiento, el cual los lleva a vivir como zombis, saltando sin darse cuenta de error en error. Sin embargo, existe un pequeño grupo, que aun teniendo un pequeño vislumbre de lo que representa la libertad de los apegos del ego, no dan el paso valiente hacia adelante.

Saben que son esclavos, viven diciendo que el tiempo no les alcanza, la expresión más común es tengo qué… y sin embargo, cuando le decimos estás listo para ser libre? dicen aún no. Se han acostumbrado a este estado y sienten tanto pánico que son incapaces de avanzar, el despertar de la consciencia es un acto profundamente valiente.

Lo primero que se percibe al avanzar conscientemente hacia adelante, es que la gran mayoría te verá como un bicho raro y que incluso los familiares y los amigos más cercanos se alejaran. O por el contrario, por haber iniciado un camino del propio descubrimiento, observación y desarrollo, vas sintiendo que mucho de aquello que antes te parecía importante y vital, ya no lo es.

Hay por ejemplo mucha gente a la que no le gusta el silencio, y busca siempre el ruido, sino tiempo la televisión encendida, tiene la radio o cualquier otro dispositivo, y si no, canta o habla solo, y todo por miedo a escucharse a sí mismo.

Aquí la palabra clave es el miedo, miedo a la libertad, miedo al desapego, miedo a la soledad, miedo a uno mismo. ¿Qué pasaría si un día te atreves a mirar hacia adentro de ti y descubres que casi todo lo que creías cierto es ilusión, y que el mundo contigo o sin ti seguirá andando?

Hay gente que necesita sentirse indispensables, creen y dicen cosas tales como: ¿Que sería de ti si yo no estuviera? y ¿que harás solo o sola si eres un inútil?

Por lo general, los hijos aparentemente inútiles, lo son porque no los dejan hacer nada y cuando al fin los dejan, por supuesto por falta de práctica no lo harán perfecto a la primera. Por otra parte, a todos nos gusta que nos atiendan, y si esto es así, por lo general no vamos a hacer algo que propicie lo contrario. Esto se conoce como la ley de la economía de esfuerzo.

Luego nos acostumbramos tanto que nos hacemos dependientes. El ser que se siente imprescindible, es aquella persona que ha fabricado a su alrededor seres dependientes. Y no es que la independencia como totalidad sea posible, pero podemos reconocernos como interdependientes, siempre y cuando vivamos libres de apegos y podamos soltar las relaciones y avanzar activamente sin ataduras.

La libertad viene de adentro y no de afuera. Si una persona es insegura, lo es este dónde esté, lo es este con quién esté, muchos creen que la seguridad la da lo externo a nosotros, pero esto es parcialmente cierto. Lo curioso de todo esto, es que cuando una persona alcanza realmente su paz interior, es capaz de estar más atenta ante los peligros reales y es capaz de responder mejor ante las amenazas.

Las personas que sobre estiman los riesgos, son aquellas que responden desde el miedo y por lo general las respuestas son impulsivas y equivocadas. Un ser libre, no vive teniendo, sino viviendo sin prejuicios en el aquí y en el ahora, desde allí actúa en consecuencia a cada paso de su vida, y no le teme a nada ni a nadie, no le teme a los cambios, y sabe esperar pacientemente, para decidir de la mejor manera.

Quién vive apresuradamente, cree que con ello se le escapa a la muerte, y resulta que es todo lo contrario, la encontrará más rápido. Por otro lado, quién vive la vida un día a la vez, está listo para encontrarse con la muerte en cualquier momento, sin pretender huir ni confrontarla.

Desde esta perspectiva, la muerte no la llevamos delante ni atrás, sino al lado en todo momento. Ser libre es vivir con la muerte armónicamente. Cuando el ego ya ha sido dejado, ya no importa, que piensen de nosotros, que tengamos o que sepamos, lo único que nos importa es vivir. Al vivir así no debemos ni nos deben y el sentido de culpa que nos sembró la religión desaparece.

La Libertad no es una meta a alcanzar, es una actitud/aptitud que al igual que el decidir ser feliz, es una decisión que se toma día tras día y que nos invita a celebrar la vida. El ejercicio de agradecer todo todos los días nos ayuda a ser libres. El caminar despacio, el prestarle atención a nuestra respiración y el disfrutar de la naturaleza, son sólo algunos de los elementos que nos ayudar a ser libres.

Sean libres y felices, el sufrimiento es opcional, pero cuando este nos llega, es para ayudarnos a sanar, es por ello que no hay que luchar contra él, por el contrario hay que aceptarlo y tratar de entender porque nos ocurre esa experiencia.

La libertad está en sus corazones.

Suscribir
Notificar de
guest

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

0 Comentarios
Más antiguo
El más nuevo Más votados
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios