Por: Claudia Contador – Chile
Correo: ccontador2002@gmail.com
En el artículo de hoy, sólo soy una transcriptora, puesto que el tema nació de una conversación muy importante entre una amiguita de 9 años llamada Josefa y quien les habla.
Le pregunté, si tuvieras que escribir en una revista, acerca de qué te gustaría escribir? Mencionó varios temas y entre ellos surgió este, que me pareció ideal según corren estos tiempos en el mundo.
Esto comienza así: Me contó que en su colegio era usual el bullying y la violencia entre géneros, lo que me llamó especialmente la atención, puesto que claramente, a su edad, este tipo de historias deberían ser acerca de juegos, de compañerismo, y de todas las cosas bellas que a esta corta edad muchos de nosotros recordamos.
Me comentaba también que los niños molestan a las niñas por sus típicos gustos infantiles, y al revés, ellas son intolerantes con el lógico afán de ellos de jugar a la pelota. Esto sería “normal” si la agresión física no fuera una característica común.
Me pregunto: ¿Qué es lo que estamos enseñando a nuestros niños y niñas en casa?
Teorías supuestas de la Jose:
1.¿Puede ser que lo que ocurre en las aulas tiene relación con la invalidación de emociones? Por ejemplo: en una conversación de adultos, los progenitores discuten acerca de lo que sea, y el niño está ahí, escuchando todo, o el niño se cae y nos reímos, seguramente para bajar la tensión que implica una caída; nos lo enseñaron o aprendimos de alguna parte y replicamos con el argumento “a veces, eso ayuda a que el niño no le tome tanta importancia al golpe”, pero, sabemos los padres cuál es el real nivel de dolor de ese niño, ¿qué siente con lo que pasa? ¿qué ocurre con sus emociones en el instante en que se golpean? ¿qué pasó con esa contención que deberíamos entregar?
2.Podría ser también un efecto de pandemia donde, para mantener a los chicos quietos, sin “molestar” les dimos acceso libre a las distintas redes donde veían ( sin saber nosotros), los horrores que la gente adulta hace para llamar la atención de seguidores. Si ellos ven que mientras más dolor, violencia e incluso menos ropa trae alguien, más seguidores tiene en sus redes sociales, ¿será que sienten que así funciona y que pueden hacer lo mismo?
Obviamente, el adulto estaba trabajando online, nunca se enteró de lo que sus hijos veían.
Que una niña de 9 años me diga que otro factor probable de este tipo de acciones en las escuelas sea la falta de amor y cariño por parte de la familia, me parece, por decirlo menos, increíble. Tuve que aguantarme las ganas de llorar.
Afortunadamente, los ejemplos no eran personales.
La verdad es que en este artículo sólo soy una transcriptora de mi amiguita, lo que me parece maravilloso, puesto que ella es un ejemplo real de que los niños existen, escuchan, observan, sienten y su cerebro funciona, procesa datos y saca conclusiones. Recordemos que los niños aprenden imitando, no puede ser de otra forma, y si piensan que ellos nacen autónomos, y sólo somos, como adultos responsables de proveer en sus vidas, entonces este artículo es para uds. Papá Mamá cuidador.
¿Cómo podemos resolver esto?. Simple, PRESTANDO ATENCIÓN A NUESTRAS ACCIONES, ACTITUDES Y VALIDANDO EL SENTIR DE LOS NIÑOS CON EL SIMPLE ACTO DE ESCUCHARLOS ABRAZANDO SUS TEMORES, PENITAS Y SONRISAS.
Puesto que tampoco hemos aprendido a ser padres, y sólo replicamos lo que en casa nuestros cuidadores nos enseñaron, cabe preguntarse ¿Quiero que mis hijos sean seres exitosos o felices?. El éxito es una consecuencia de la felicidad.
En la adultez hay algo que no se puede obviar, ese algo se llama crecer como ser humano con todo lo que implica y si no lo sabe, y siente que hay algo en su vida que no cuadra, pregunte, averigue, indague, pero hágase cargo.
Nuestros niños son lo que somos. Enseñémosle el sentido que la palabra grandiosidad tiene para ellos, y para nosotros. Todos, sin excepción, tenemos amor dentro, fortalezas, es sólo observar-se, saquemos ese niño interior que tenía sueños, que quería vivir feliz, si lo piensas y lo sientes, puedes ver que tus recuerdos se hacen latentes en el presente, el cerebro no sabe diferenciar entre realidad y fantasía.
Nadie es culpable por no saber, de hecho la culpa también es un mal social. Sólo observémonos, cuidemos de nuestros niños como nos hubiera gustado que nos trataran a esa edad y saquemos desde nuestro interior esa grandeza que se nos dio per se, para que ellos observen y sientan que nuestro mundo aún merece la pena de ser vivido.
Agradecida eternamente con la niña Josefa de 9 añitos, por su atención y colaboración con sus declaraciones.
Si pasas por algún momento complejo, escríbeme a IG @ciclo_mariposa , estoy para ayudar, así como muchas personas que SI creemos que el futuro de nuestro planeta está en la educación emocional que le demos a los niños.
Muy buena escritora y periodista en este caso te felicito. bueno en estos tiempos donde todo es más rápido, desechable e instantáneo. Me parece que hasta en el cuidado de nuestros niños está sucediendo esto. Cuidados por padres que lamentablemente viven contra el tiempo donde tienen hijos para que otros los críen y no solo los cuiden. Hay un gran porcentaje de personas que hacen muchas cosas pero no lo necesario y que les importan muchas otras pero no sus niños. Y ahí se puede ver notablemente el niño protegido, amado, corregido, por personas (profesores, padres, cuidadores) una sociedad a su alrededor dedicada a entregarles vida al darle parte de sus vidas y tiempo de escuchar, de alentar y enseñar el
Perdón, la reconciliación y La Paz. Solo saber amar en estos tiempos que hasta la tierra se acelera más de lo normal.
Muchas gracias por tus palabras, seguimos!
Linda nota, lleva a la reflexión. 😉