Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@gmail.com
El tema sobre la difusión de la ciencia parte del mismo término di – vulgar, recordemos que el término “vulgar”, nos viene de la separación del lenguaje en el que un idioma era el de la oligarquía y otro el de la plebe.
Así por ejemplo en Francia, el idioma de la oligarquía era el latín y el francés era el idioma vulgar.
De este mismo modo vemos cómo muchos científicos se resisten a divulgar, es decir, a expresar con términos simples lo que ellos hacen y prefieren usar el lenguaje técnico propio de su especialidad, para así entenderse sólo con sus pares. Es así como se crea una división como lo ha sido entre el idioma de la realeza y la plebe.
Otro aspecto no menos preocupante es que hemos dejado el tema de la divulgación a los periodistas, quienes en su gran mayoría no conocen o conocen poco sobre la ciencia.
Esta situación, salvo contadas excepciones tales como Carl Sagan, Mikio Kaku, Eduard Punset, o nuestro Aristides Bastidas, de resto la divulgación de la ciencia queda en un espacio difusión entre los que saben y no lo quieren decir o los que no lo saben bien y lo dicen.
Es por eso necesario que se cree un espacio en el que los científicos y los comunicadores sociales, se integren y rompan con esas falsas creencias que hasta la fecha los han mantenido separados a unos de otros.
La sociedad lo necesita y en especial nuestros niños y jóvenes.