Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@hotmail.com
El andar siempre lo asociamos con el término desplazamiento, sin embargo el desplazamiento puede o no ser físico y aun generándose un desgaste físico, puede no haber desplazamiento. Por ejemplo en una cinta deslizante o una bicicleta de ejercicios en un gimnasio. También el desplazamiento puede ser mental, por ejemplo usando unos lentes de realidad virtual.
Desde allí podríamos hablar de un andar perceptual que también queda sujeto a nuestra capacidad perceptiva guiada esta a través de los sentidos y a la interpretación que por medio de ellos nuestra mente llega a conjeturar.
El andar también puede ser metafórico de allí que el desplazamiento es y a la vez no es la medida del andar. El camino es y no es el camino. Y a su vez el término cambio, aparece aquí para trascender el andar y/o caminar.
Al trasladar el andar a la mente, este puede ser consciente o inconscientemente, de allí que puede haber desplazamiento sin que te percates de ello y puede no haberlo y creer que sí. Por ejemplo, bajo el efecto de un mareo.
Podemos andar por la vida y eso no necesariamente significa que nos estemos desplazando de un lugar a otro, incluso, el desplazamiento hacia adelante, hacia atrás, de forma lateral u oblicuamente, hacia arriba o hacia abajo, o hacía adentro y hacia afuera, no significa necesariamente que el ser que lo ejecute esté andando.
Desde una perspectiva endoepignosemiotica, el andar, representa no sólo un acto físico sino una actitud/aptitud íntegral que incluye las dimensiones cuerpo/mente y espíritu. Muchas personas andan por la vida sin andar, es decir sin ser conscientes de ello, van caminando y no están en el caminar, pues su disposición ante el mundo es un automatismo.
Viven aferrados a lo que pasó a lo que creen que pasará y entonces se pierden el aquí y el ahora. De allí que podríamos asumir que el andar por la vida consciente de dicho andar, representa el estar vivo y por el contrario el no estar consciente se traduce en estar muerto.
Desde la perspectiva arriba señalada, todos viajamos diariamente entre estos dos estados de vida y muerte y algunos permanecen más tiempo en un estado que en otro. El andar en términos de Heráclito, es un libre flujo que representa cambio continuo y que más allá de lo que aparentemente ocurra a lo externo a nosotros, todo absolutamente todo, está en movimiento. Por ejemplo nuestros pensamientos y emociones andan en y a través de nosotros a pesar de nuestro desplazamiento físico. Ese andar puede ser armónico o no y sobre todo puede ser consciente o no.
Un ser consciente de su andar es un ser endoepignosemiotico, es un ser que vive fluyendo desde su andar más profundo, el cuál irónicamente representa la quietud más íntima de cada ser.
Así pues el no movimiento físico o mecánico visto éste desde la física newtoniana, significa andar, por supuesto que desde la física cuántica, representa un estar y no estar simultáneos.
Por todo lo anterior los invito a andar endoepignosemioticamente.