Por: Yanett Tomase Meza – Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA- Venezuela) / Correo: yanettomase@gmail.com

Con profundo amor y respeto a los conocimientos de  los pueblos originarios de nuestra Abya Yala. La autora.-

Los conocimientos aplicados por los campesinos en las actividades agrícolas son productos de la conexión de estos con la naturaleza y trascienden al hecho netamente contemplativo, y fusionan las creencias y prácticas conocidas como saberes ancestrales que se han heredado de una generación a otra. Dichas prácticas son utilizadas en nuestra sociedad en la medicina, la conservación de alimentos, pronóstico del tiempo, la producción agrícola, entre otros.

Aun cuando existen registros de sus usos efectivos, hoy día estas manifestaciones culturales son vistas por un sector del mundo científico y académico con ojos de recelo, catalogándolas de pseudociencias por carecer de sustentación científica, y en consecuencia subestimandolas.

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La importancia de conocer y valorar los conocimientos ancestrales, radica en que representan un importante reservorio cultural y de conocimiento de nuestros pueblos. Al respecto, Noreña (2018) reseña que “los saberes ancestrales son una forma de vivir y de recordar usos, costumbres y tradiciones que nos dejaron nuestros ancestros” (párr.3). Al mismo tiempo, Martín (2021) realza su importancia al decir que:

…existen soluciones tecnológicas que han desarrollado los pueblos indígenas que les permiten resolver sus problemas, pero al mismo tiempo pueden ser una contribución para la humanidad. Esto se ha hecho más evidente en aspectos como la producción agrícola, el manejo de recursos naturales o el tratamiento de enfermedades (párr.2).

Al mismo tiempo, en la actualidad encontramos más vigentes el uso de saberes ancestrales en la predicción del tiempo como apoyo en la agricultura, tal como lo señala Rodríguez (2023):

En los últimos años las predicciones meteorológicas han evolucionado como ninguna otra disciplina gracias al avance de la ciencia y la tecnología, sin embargo, por alguna extraña razón, “métodos” como el de la cabañuelas siguen ocupando telediarios y titulares de prensa (párr.1).

Por tanto, el presente escrito tiene por finalidad de realzar la importancia de las cabañuelas dentro de las prácticas agrícolas desde la experiencia de la autora.

Saberes o prácticas ancestrales

Desde la perspectiva de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, 2014), al referirnos a saberes ancestrales estamos hablando de:

… los conocimientos y prácticas desarrolladas por las comunidades locales a través del tiempo para comprender y manejar sus propios ambientes locales. Se trata de un conocimiento práctico y no codificadas, creado por la observación directa a través de generaciones como una forma de incrementar la resiliencia de su entorno natural y de sus comunidades ( p.2).

Por conocimiento y prácticas indígenas, también llamadas ‘ancestrales´ o ‘tradicionales’ nos referimos a los procedimientos empleados a través de la historia por las comunidades locales a fin de comprender su entorno local. … A diferencia de otras formas de conocimiento, este conocimiento es culturalmente específico, y está basado en las estrategias de vida de las comunidades locales (p.2).

En esta dirección, Suárez y Rodríguez (2018) se refieren a la importancia y aplicación de los saberes ancestrales se la siguiente manera:

…cada acción de las culturas indígenas van enmarcadas en elementos que se desconocen a la luz del pensamiento científico pero que forman parte de su cotidianidad y que vislumbran actividades que hoy son reconocidas e implementadas en diferentes escenarios, ese conocimiento popular ancestral es significativo para propiciar el desarrollo y una alternativa de producción o sustento que resulte aplicable en el tiempo y espacio ( p.72).

Linares (2022) vincula estos saberes como un proceso endocultural por la siguiente razón:

…implica la trasmisión de los conocimientos y saberes de los indígenas más adultos, poseedores de conocimientos prácticos y teóricos sobre el trabajo agrícola y pecuario en las zonas, tienen la misión de transmitir estos conocimientos a las generaciones más jóvenes para preservar su acervo cultural y científico. Es decir, que se prepara a la generación más joven para recibir y asimilar los saberes de la cultura de la generación anterior (p. 2).

Por lo antes mencionado, este es el argumento de Harris (2004, citado en Trujillo, Aguilera, y Castro, 2014):

…una experiencia de aprendizaje parcialmente consciente y parcialmente inconsciente, a través de la cual la generación de mayor edad induce a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y actuar tradicionales; por tanto, la continuidad de los estilos de vida de una generación a otra se mantiene gracias a los procesos de endoculturación, que se basan en el control de la generación de más edad sobre los más jóvenes mediante el premio y el castigo (p.67).

Para Linares (2022) “…los saberes ancestrales tienen un significado antropológico fundamental para la cultura de los pueblos indígenas… dado que permiten continuar con sus prácticas ancestrales sin crear ninguna situación de peligro a su ecosistema”. (p. 2)

Se puede inferir que al describir la categoría saberes ancestrales, inexorablemente nos referimos a conocimientos que fueron heredados por nuestros antepasados en América Latina, la presencia marcada de comunidades indígenas, o la mezcla cultural producto del mestizaje pudiera representar un medio de cultivo que ha creado gran parte de estos conocimientos.

Saberes ancestrales en la agricultura

Según  Ochoa  (2022) los saberes ancestrales en el contexto agrícola se presentan más allá de técnicas, métodos o conocimientos exclusivos para la producción de alimentos, los identifica de forma holística en dicho contexto, como parte de la idiosincrasia rural y campesina que le ha permitido  “…adaptación  al  entorno,  para  cubrir  sus  necesidades  con  un  manejo  eficiente  y sostenible,  fortaleciendo  su  identidad  y  sentido  de  pertenencia,  entrelazando  tradición  y  cultura” (p. 1).

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En el ámbito agrícola son conocidos también como saberes agrícolas tradicionales (SAT), Gómez y Gómez (2006, como se citó en Baróngil, et al. 2014 )  los definen como: “… prácticas, técnicas, conocimientos y/o cosmovisiones […] [saberes que] son generados en las comunidades rurales a partir de la observación acuciosa, sistemática y la convivencia con la naturaleza y son transmitidos de generación a generación por la tradición oral”(p. 129).

Landini y Murtagh (2011, como se citó en Balmaseda, Mederos y Tigrero, 2019) definen los conocimientos o saberes agropecuarios como “…aquellos que los campesinos emplean cuando van a plantar sus cultivos. Los aplican en la preparación del terreno, el control de malezas, plagas y enfermedades y en la cosecha”. (p.53)

Otra categoría interesante entorno a los saberes ancestrales en la agricultura es la etnoagronomía, Cruz et al (2015, como se citó en Martínez et al., 2019)  la conceptualizan como “… una etnociencia que se encarga del estudio de estos saberes que los campesinos indígenas y mestizos ponen en práctica durante los procesos de aprovechamiento de los recursos naturales”. (p.1616)

Respecto a la aplicación de los saberes ancestrales en diversos cultivos, se tiene como referencia desde México el manejo de la enfermedad de la roya en el café (Hemileia vastatrix Berk & Br.).  Martínez et al. (2019) dicen que  “…son dichos conocimientos los que han permitido resolver los problemas que se presentan en la producción”. (p.1616)

Lo anteriormente descrito realza la importancia de comprender y reconocer el valor de estos saberes desde la praxis, hasta el aspecto cultural  presente en la cosmovisión de la ruralidad. Tal como lo reseña la FAO (2014, como se citó en Chaparro y Capella, 2022):

…se hace meritorio  identificar la forma para generar la sinergia entre las prácticas ancestrales con las tecnologías y prácticas modernas basadas en la ciencia. Por lo tanto, los conocimientos y las prácticas tradicionales y científicas no se excluyen, sino que se complementan. El reto es, por lo tanto, cómo poner en contacto ambos tipos de conocimiento y hacerlos compatibles, sin sustituir el uno por el otro, respetando las diferencias de valores que subyacen a ellos, y construyendo las soluciones con base en sus respectivas fortalezas (p. 15).

En la actualidad, estos conocimientos son de vital importancia para abordar los retos globales que enfrentamos, como la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Los saberes ancestrales no son solo conocimientos antiguos, también se les puede considerar como herramientas valiosas.

Significado, origen, uso  e importancia de las cabañuelas como saber ancestral en la agricultura

Su significado según la Real Academia Española las define en su primera acepción como “…cálculo popular basado en la observación de los cambios atmosféricos en los 12, 18 o 24 primeros días de enero o de agosto, para pronosticar el tiempo durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente”. (párr. 1)

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La FAO (2014) dice que : “…a lo largo de toda la historia, cómo manejar la variabilidad climática ha sido una constante preocupación para las comunidades rurales locales tanto de los Andes como del resto del mundo”  ( p.2). Según Gaytán (2023) afirma que:

Pese a que este método no es certero, hay muchas personas que creen en él. Este método es empleado principalmente por campesinos, quienes con base en la información que recaban al inicio del año, preparan sus tierras para sembrar y así aprovechar el agua de la lluvia (párr..2).

Es importante resaltar que a lo largo del tiempo se han dado discusiones respecto a la validez de estos saberes a la luz del quehacer científico, al respecto Dueñas-Porras y Aristizábal-Fúquene (2017) reseñan que:

En la imagen de ciencia moderna que se lleva a las escuelas, es escaso el reconocimiento y visibilización de los saberes producidos en nuestras regiones, dado que si bien la cultura occidental tiene a la ciencia como una de las formas de conocer la realidad y generar relatos de verdad, otras culturas en Latinoamérica tienen sus propias maneras de lograr saberes, (p.1)

Lo cierto es que diversas fuentes establecen que esta práctica es de origen milenaria, entre ellas, el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (2018) ubica su génesis “…35 mil años antes de Cristo,  este tipo de predicciones se hacían observando  la Luna, lo que permitió al hombre poder cazar y pescar de acuerdo a las condiciones climatológicas” (párr. 2).

Por su lado, el Diario de Colima (2023) establece que  “En México, por tradición y creencia desde antes de la colonización española, así como con la influencia de varias culturas, se pronostica el clima que predominará durante el año a través de las Cabañuelas…” (párr. 1). Por otra parte, Opinión Caribe (2023) atribuye su origen en Europa, al señalar que: “…esta tradición no solo se usa en Colombia, también en otras partes del mundo, en especial en España de donde proviene. (párr. 8)

Desde México Gaytán (2023)  define las cabañuelas como un sistema que permite:

… predicción sin bases científicas para predecir el clima de los siguientes 12 meses. Según creencias populares, se deben observar las condiciones climatológica de los primeros 12 días de enero. Cada día representa un mes del año, es decir el 2 de enero sería febrero, el 3, marzo; el 4, abril, y así sucesivamente (párr. 1).

Esta práctica también hacen presencia en países europeos como España, Buitrago  (2022) practicante  de las cabañuelas, dice que estas:

…las calcula para el periodo septiembre 2022-agosto 2023 y para toda la península. El análisis que hace del cielo entre el 2 y el 12 de agosto corresponde al pronóstico para la primera quincena de cada mes en orden ascendente: septiembre, octubre, noviembre y así sucesivamente; y del 13 al 23 de agosto corresponde a la segunda quincena de cada mes en orden descendente (párr. 3)

De los Santos , J. (2022), también en España, hace las predicciones para su zona:

…del 1 al 25 de agosto: el 1 de agosto analiza enero; 2 de agosto, febrero y así hasta llegar al 13 de agosto que comienza con “los retornos” de tal forma que ese 13 es diciembre, el 14 de agosto corresponde a noviembre de 2023. (párr. 6)

Desde el estado Anzoátegui en Venezuela, Olivares, Guevara, y Demey, (2012) ubican a las cabañuelas en la categoría de bioindicadores, de la siguiente manera:

Otro bioindicador usado en la zona son las cabañuelas, estas representan un cálculo o apreciación que realizan las personas basándose en el tiempo atmosférico de los primeros seis días del mes de enero anualmente, para pronosticar cómo será el tiempo durante todo el año. Si durante los primeros tres días de enero llueve o se presenta un tiempo de lluvia con abundante nubosidad eso es indicativo de que la estación lluviosa comenzará a mediados de abril y se espera que la distribución de la lluvia sea uniforme, es decir la ocurrencia de periodos de días continuos sin lluvia serán pocos, lo cual establece un contenido de humedad en el suelo adecuado tanto para realizar las labores como para el crecimiento y desarrollo de los cultivos en la zona. De no presentarse un tiempo de lluvia durante los primeros días del año, entonces la estación lluviosa se atrasará y no se garantizaría el aporte de humedad en el momento oportuno (p.143).

A continuación se muestra en el cuadro 1 la presencia de las cabañuelas como uno de los bio-indicadores atmosféricos utilizados por los productores de la  etnia kari’ña en el estado Anzoátegui, Venezuela.

Cuadro 1.

Matriz de identificación de los bio-indicadores climáticos

| Adaptado de Olivares, B. (2014)

 

 Este es el argumento de Baldivieso y Aguilar (2006, citado en Olivares, Guevara, y Demey, 2012) señalan que el termino bioindicadores ”… ha sido utilizado para describir el comportamiento de la fauna y la flora, la dinámica astronómica y otras manifestaciones de la naturaleza ante los eventos meteorológicos” (p.138)

También es importante mencionar que el cambio climático ha incidido en  la efectividad de este tipo prácticas ancestrales, dicho cambio según Infoagro (2023)    “… ha provocado que ya no confíen tanto en las cabañuelas; ahora las temporadas de lluvia tardan en llegar y eso retrasa el proceso de siembra.(párr. 11). Se puede relacionar a este hecho, el  uso de  la práctica denominada “bombardeo o siembra de nubes”, según Expansión Política (2023) consiste en  “… una técnica empleada para provocar lluvias mediante agentes químicos, principalmente yoduro de plata, que se descargan en distintas formaciones nubosas” (párr.6).

Como muestra del interés que despierta la predicción climática realizada por medio de las cabañuelas, se puede mostrar lo señalado por Fernández (2010) en su trabajo de investigación entre sus conclusiones menciona:

Las técnicas de predicción meteorológica basadas en la observación empírica de fenómenos atmosféricos, conducta de animales, observación de astros, etc., son un legado cultural de nuestros antepasados. Merece la pena conservarlo y estudiarlo, con el fin de comprender la evolución del conocimiento en el campo de la meteorología (p. 63).

…no hay ninguna relación entre la meteorología de unos pocos días al año con la de todo el año. Incluso… si esto sucediera, esta capacidad predictiva debería ser aplicable a cualquier día del año. Y esto quebraría algunos principios físicos fundamentales (p. 64)

Las cabañuelas como saberes ancestrales pueden contribuir a la integración de diferentes formas de conocimiento en la toma de decisiones en la agricultura. En la actualidad, es práctica común de gobiernos y organizaciones su reconocimiento e importancia, e invitan a incorporar este tipo de conocimiento tradicional en la planificación y gestión de los recursos naturales. Al combinar el conocimiento científico y el conocimiento tradicional, se pueden tomar decisiones más informadas y equilibradas que respeten la diversidad de perspectivas y enfoques.

Lo hasta aquí reseñado permite inferir que estos saberes ancestrales son utilizados en muchas parte del mundo, la diferencia en torno a la temporalidad de su aplicación, atiende a las estaciones climáticas que se presentan en los continentes de cada país, como es el caso de España, donde se toman en el mes de agosto, a diferencia de algunos países de América Latina y el Caribe, en los cuales se aplica en los primeros días de enero de cada año (Cuadro 2).

Cuadro 2.

Comparación del momento de observación de las cabañuelas por país.

| Adaptado de: Olivares, B., Guevara, E., y Demey, J. (2012)

Las cabañuelas desde la cosmovisión y experiencia de la autora

Esta práctica ancestral es realizada por la autora desde temprana edad como una invaluable herencia de su padre y abuelo, los cuales se apoyaban en las cabañuelas para planificar la preparación de la tierra para la siembra de sus respectivos cultivos.  Por ello, esta forma de convivir con la naturaleza y las labores agrícolas es un vivo reflejo de su valoración, respeto y resguardo para las futuras generaciones. En esta dirección, se hace imperativo trabajar en su divulgación para no perderlos en el olvido, y este trabajo es una muestra de ello.

La manera de aplicar este saber, consiste en tomar las cabañuelas el día 31 de diciembre a las 6 pm en una tabla de madera. Se colocan los meses del año a estudiar, identificándolos con un grano de sal. En este caso, se estudian 8 meses (de mayo a diciembre). Es importante aclarar que los meses seleccionados corresponden a los más lluviosos (Paso 1).

  • Paso 1: Ubicación de ocho granos de sal correspondientes a los meses comprendidos entre mayo y diciembre.
Nota: Cabañuelas montadas el 31 de diciembre 2023 para pronóstico de lluvias del año 2024 | Foto: Yanett Tomase Meza

 

Es significativo que al “leer” las cabañuelas durante los primeros días de enero el clima no esté muy húmedo, sea por lluvia o neblina, de lo contrario, se “romperán” las cabañuelas o se perderá la precisión en la predicción por el exceso de humedad. Para evitar que esto suceda, es necesario ubicar los granos de sal  bajo techo garantizando de esta manera  la circulación de aire (Paso 2).

  •  Paso 2: Ubicación de cabañuelas bajo techo.
| Foto: Yanett Tomase Meza

 

Luego, el primer día del mes de enero a las 6 am se revisan, y dependiendo de la humedad de cada grano de sal, se procede a sacar las conclusiones de cómo será el invierno en el respectivo mes (Paso 3).

  • Paso 3: Cabañuelas listas para la lectura. Granos de sal húmedos, indicativo de precipitaciones en los meses comprendidos entre mayo y diciembre.
Nota: Lectura realizada el 1 de enero del 2024.Indica para el año 2024 un año lluvioso (copioso). Con precipitaciones en los meses estudiados, se pronostica la plenitud del invierno a partir de 15 de abril de 2024. | Foto: Yanett Tomase Meza

 

Como apoyo o complemento en la lectura de las cabañuelas se utilizan bioindicadores, entre ellos: el comportamiento del clima y de los animales, por ejemplo: si las  gallinas no se bajan temprano del gallinero a comer y son las 7am u 8am, las perdices cantan subidas a los árboles , o las guacharacas cantan temprano, indican buenos indicio de la temporada de invierno. Todo esto se coteja con el nivel de humedad presentado por el grano de sal.

También se utiliza como indicador climático para predecir las lluvias  el llamado trueno de marzo, el cual religiosamente aparece en dicho mes, y se cuentan 60 días después de este para esperar el invierno.

En el mes de agosto, llamado la despedida del invierno, se prepara el terreno para realizar la siembra de “norte”, la cual se lleva a cabo en el mes de septiembre con cultivos de ciclo corto como el  frijol (Phaseolus vulgaris), Patilla (Citrullus lanatus), Melón (Cucumis melo), caraota negra (Phaseolus vulgaris), y Quinchoncho (Cajanus cajan).

Estos hermosos conocimientos permiten conocer lo sabia que es la naturaleza, percibir la perfección del mundo natural, y al mismo tiempo, darnos cuenta de nuestras imperfecciones como seres humanos. Desde mi percepción y la praxis empírica, está demostrado desde nuestros ancestros su utilidad sin causar impacto en la naturaleza. Todo ello, nos permite producir y seleccionar semillas de forma sustentable para cada época de invierno.

Reflexión Final

Las cabañuelas son una tradición ancestral que consiste en observar y analizar los fenómenos meteorológicos durante los primeros días del año para predecir el comportamiento del clima a lo largo del año. En la actualidad, esta práctica sigue siendo relevante y de utilidad para agricultores, ganaderos y otros sectores que dependen del clima para planificar sus actividades y tomar decisiones.

A través de la observación de las nubes, la dirección del viento y otros indicadores, es posible anticipar las condiciones climáticas que se esperan durante las diferentes estaciones del año. Esto proporciona a los agricultores información valiosa para decidir qué cultivos plantar, cuándo hacerlo y cómo manejarlo de la manera más adecuada.

Además, pueden contribuir al uso eficiente del agua, ya que su disponibilidad es crucial en muchas regiones y su distribución y aprovechamiento dependen en gran medida del clima. Al anticipar patrones climáticos a través de las cabañuelas, es posible evitar la escasez y garantizar su uso sostenible.

Por último, las cabañuelas fomentan la conexión con la naturaleza y el respeto por los ciclos naturales. Al observar los fenómenos meteorológicos y aprender a interpretar sus señales, nos volvemos más conscientes de nuestra dependencia del entorno natural y de la importancia de cuidarlo. Esta práctica ancestral promueve la conexión intergeneracional y el diálogo entre comunidades, consolidando la transmisión de conocimientos y la preservación de nuestras tradiciones culturales.

En resumen, es importante valorar y mantener viva esta práctica, ya que nos permite aprender de la sabiduría ancestral y aprovecharla para enfrentar los desafíos actuales relacionados con el clima y la sostenibilidad.

Finalmente mi  agradecimiento con la Revista Petroglifos por este espacio,  me despido hasta una próxima  oportunidad.

Bibliografía consultada

 

 

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