Por: Luis Alfonso Briceño Montilla – Trujillo, Venezuela / Correo: ciudadbohemia1@gmail.com / Instagram: @luisbriceño13 / https://orcid.org/0000-0001-6713-1070
El desarrollo de la inteligencia artificial completa podría deletrear el fin de la raza humana. Stephen Hawking
La crisis de los paradigmas y la ciencia han desencadenado desde las revoluciones científicas de Thomas Kuhn, un verdadero dilema que pone en el centro del debate a la actual crisis civilizatoria, espiritual, tecnológica y cognoscitiva que atravesamos. Tanto la ideología del positivismo social norteamericano, como el rápido desarrollo de su maquinaria, han comenzado a disparar las alarmas en las comunidades científicas y resto de la población. La llegada de la revolución de la Inteligencia Artificial (IA) parece amenazar el papel de la producción científica y las actividades manuales generadas por el hombre.
Advertencias como la regulación de la IA o la postulación de corrientes filosóficas, colocan en el tapete los peligros de sus usos. Estiman repercusiones de carácter ético, acompañadas de diversos subjetivismos morales o sesgos, propios de las tendencias despóticas humanas. Lo cual ha derivado en un conjunto de voces que se suman con preocupación. Mientras Hawking señalaba las posibilidades del fin de nuestra raza, teorías como la del <<Homo Roboticus>> del biotecnólogo Greco Hernández Ramírez apuntan hacia un posible dibujo futuro en el que una nueva especie se erigiría como resultado de diversos procesos biológicos y tecnológicos en progresión.
Positivismo social tradicional: una breve mirada
Más allá de una profundización que involucre las distintas escuelas y corrientes de pensamiento sobre el positivismo social, lo que aquí expondremos son algunas comparaciones con respecto a su función social y producción de conocimiento. Si bien, existen posturas convergentes y divergentes sobre los postulados de Weber, Comte o Durkheim por tan solo mencionar, el positivismo social se alinea en cierto modo con la dinámica de los centros potencia y el fortalecimiento de la maquinaria capitalista. Para bien o mal, el asunto radica en una especie de ideología que se desenvuelve dentro de un único sistema de valores.
Sabemos que parte importante del positivismo social se centra en los estudios de corte sociológico sobre fenómenos, conductas, relaciones de poder, estructuras, entre otros aspectos, como parte de su savia. Estudios como las conductas del consumidor forman parte de los saberes de campo, para comprender cómo se comporta el mercado y consumo. La dinámica de mercancías culturales, productos o cualquier forma de masificación, eran llevados a cabo por sociólogos, psicólogos, diseñadores, publicistas e industrias del marketing, para dar respuesta a los posibles gustos de un determinado conjunto de personas dentro de un espacio geográfico.
Por ejemplificar, la creación de un juguete proyectado al mercado de niños y niñas, se gestaba bajo un estudio de campo en el que las escuelas norteamericanas a través de diversos especialistas recopilaban información y la triangulaban. Todo ello con el propósito de dilucidar cuáles eran los objetos o mercancías con mayor impacto y gustos tras el empleo de ciertas estrategias de campo. No obstante, destacamos el ejemplo como una arista que no pretende reducir al positivismo social a un mero estudio de la economía o la producción de mercancías en sus diversas facetas.
Finalmente, dejamos una primera interrogante ¿Si el positivismo social se desenvuelve dentro de un conjunto de categorías universales y único sistema económico, cómo afectaría el uso de la IA su dinámica de trabajo de campo, recolección de datos, triangulación y análisis?
Inteligencia artificial y positivismo social
Algunos autores coinciden en que la IA solo es una inteligencia programada algorítmicamente para triangular una gran cantidad de datos generados por la red en muy poco tiempo, pero desprovista de todo grado de conciencia. No obstante, en el positivismo tradicional los elementos de recolección de datos, entrevistas, triangulación y análisis, constituye una parte importante del paradigma; a pesar de que la IA adolezca de consciencia, esto no impide del todo que su capacidad de entrecruzamiento sugiera un nivel de objetividad y precisión sobre X o Y estudio de forma certera. Sobre todo si se trata de elementos de corte económico, publicitario o venta de mercancías.
Actualmente, una red social como Facebook es capaz de generar un mayor grado de conocimiento sobre el consumo de mercancías materiales e inmateriales por medio del uso de la IA sobre un conjunto de especialistas en las diferentes las áreas expuestas. La capacidad de geolocalizar el consumo, analizar en micropartículas de tiempo y acertar, solo es posible gracias a su diseño algorítmico y estético como la herramienta del <<me gusta>> y la diversidad de actividades que cada usuario realiza en dicha red. Esto representa un gran reto para los científicos sociales y su capacidad para recabar datos y triangularlos frente a la eficiencia de la IA.
Reflexiones
Un reciente experimento sociodigital fue llevado a cabo por el reconocido comunicólogo Manuel Castell a través del uso de una IA que ha causado revuelo en redes sociales, comunidades académicas y sociedad en general. Desde los dilemas éticos, técnicos y evolutivos hasta “cuestionarse” aspectos humanos como su propia existencia, forman parte del escándalo y fiebre por conocer de qué va dicha aplicación: ChatGPT. Preguntas que iban desde cuáles son los propósitos de la existencia humana hasta la reproducción de un ensayo solicitado por el propio Castells en el que le indica al ChatGPT: “escribe una nota de opinión sobre ChatGPT como si fueras Manuel Castells”, dimensionan las crecientes capacidades de sus potencialidades presentes y a posterior.
Finalmente, esto nos hace reflexionar sobre el futuro de las ciencias sociales y humanas barajadas a la suerte de una industria que hace de las tecnologías inteligentes y la creación de aplicaciones, un destino de máquinas capaces de desear, amar, odiar y matar, aunque de momento sean solo el resultado de una simulación humana. Queda el hilo abierto sobre qué nos deparará a los amantes de lo análogo nuestro lugar en un mundo altamente interconectado y orientado hacia la vida artificial de estas inteligencias y metamundos en estado de edificación.