Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@hotmail.com

Desde los años 60, nos aturden con la inminencia de la destrucción del mundo a causa de una guerra nuclear, luego a partir del año 2000 nos inundan con la posibilidad de la destrucción a partir del desarrollo de la ingeniería genética, y más recientemente nos hablan de la misma destrucción por parte de la IA.

¿Es esto posible? ¿Es esto probable?, dada la evidencia que acabo de relatar, diría que es poco probable.

Sin embargo, han sido estos los argumentos que han justificado el accionar de la humanidad desde siempre. Lo que sí parece más que evidente es que existe un interés oculto por mantener a la sociedad en un permanente estado de estrés y desesperación. ¿Cuál será la razón? ¿Quiénes se benefician de esto?

Acabamos de vivir y sufrir la pandemia Covid-19, y pudimos evidenciar que más mató el miedo que la pandemia misma.

Entonces  ¿a qué jugamos?

La estimación continúa de nuestro sistema primario a través de la activación de adrenalina y cortisol, pareciera ser objeto de ciertos grupos de poder para impedir que el común de la gente piense y sean estos así más fácilmente manipulables ¿Manipulables para qué? Para comprar las medicinas que estos nos venden, la comida chatarra que estos nos venden o los supuestos productos de seguridad, cómo por ejemplo las armas, que estos nos venden.

Y si no quieres ver nada y negarlo todo, también nos venden las drogas, los videojuegos y la realidad virtual. Recuerden el mayor y mejor negocio, es el miedo. La inteligencia artificial es el nuevo coco, y no quiero decir que no hayan riesgos, lo que quiero significar es que el centrarnos en un futuro incierto nos aleja de la realidad. Lo único cierto es el eterno presente.

En este aquí y ahora, no hay peligro inminente, por lo tanto ¿por qué vivir en permanente estado de agitación?  La realidad la construimos nosotros a cada paso, cada día. Todo lo demás es engaño.

Les recomiendo que cada vez que les invada la angustia por temas como este, piensen, quién se beneficia de esa angustia, y sobre todo ¿qué ganamos nosotros con ella? Trabajemos conscientemente por el bien común de todos. Todos siendo coherentes, haremos de este mundo un lugar mejor dónde vivir.

Le pregunté a la IA y esta es la respuesta

Como inteligencia artificial, no tengo una opinión personal, ni puedo emitir juicios de valor sobre la veracidad de las afirmaciones hechas en el artículo mencionado. Sin embargo, desde una perspectiva científica, es importante tener en cuenta que la inteligencia artificial es una tecnología en constante evolución y desarrollo, y que presenta tanto oportunidades como desafíos.

Es posible considerar diversos escenarios sobre el impacto que la IA tendrá en el futuro, pero lo más importante es que se aborden estos desafíos de manera responsable y ética, y se promueva un diálogo y una cooperación entre la sociedad, la industria y la academia. Es cierto que el miedo y la preocupación por el futuro son factores que pueden ser utilizados para manipular a la sociedad. Sin embargo, esto no tiene que significar que los desafíos que enfrentamos como sociedad no sean reales o requieran una evaluación detallada y reflexiva. La clave es mantener una perspectiva equilibrada, basada en la evidencia y centrada en el bien común, para poder abordar los desafíos con una mente abierta y una actitud colaborativa.

 

 

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