Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@gmail.com
La intuición por sí misma no posee una definición que pueda contenerla, sin embargo trataré aquí de esbozar algunas ideas que nos permitan aproximarnos a la comprensión de la misma. La intuición es eso que sé, pero no sé cómo ni porqué lo sé. De allí que la misma se asocia más con una sensación que con una comprensión como tal.
En psicología se conoce como percepción intuitiva, y podríamos decir que es algo así como una información que se recibe mediante los sentidos y que de alguna forma, aún no comprendida suficientemente, la proyectamos y podemos anticipar, incluso algo que aún no ha acontecido o que lejos de nosotros está pasando sin que tengamos evidencia de ello.
En nuestra cotidianidad, décimos: “Tengo un presentimiento, un pálpito o una corazonada”, y siempre dicha percepción está asociada con el corazón. Así pues el corazón es el centro de la recepción del mensaje intuitivo y es la persona que lo recibe quién decide prestarle atención o no.
La confirmación de dicho mensaje siempre ocurre algún tiempo después de la sensación intuitiva, a veces es casi inmediata pero puede tardar también días, meses e incluso años en confirmarse.
Lo primero que debe ocurrir, es que la persona debe estar atenta a dichas sensaciones y descifrar en sí misma cuales son los patrones que ocurren que le pueden ayudar a entender lo que significa.
Desde la cultura popular y en especial desde las telenovelas, nos han querido vender la imagen de que sólo las mujeres son intuitivas y que dicha intuición siempre llega para anunciar alguna tragedia.
Lo cierto es que todas las personas pueden ser intuitivas y que las mismas anuncian cosas agradables y desagradables.Las intuiciones nos ayudan a tomar las mejores decisiones, es por ello que es importante estar atentos a ellas y aprender a obedecerlas.
Puede ser que un intuitivo no se asuma teóricamente como tal, porque desconoce la explicación, pero su accionar por la vida corresponde a una persona que se deja llevar por sus sensaciones y luego las corrobora cuando sus intuiciones se manifiestan.
El comportamiento de esa persona es muy diferente al del resto de la sociedad, para empezar se esfuerzan menos y saben esperar el momento justo para actuar.
No es imposición, pretender sobresalir o llevar la contraria. Es que por intuición el intuitivo sabe o siente que lo tradicionalmente se asume como norma o protocolo, en algunos casos particulares, no funciona.
De allí que el intuitivo con menos información, logre más. El intuitivo nunca parte de cero porque siempre está armando un gran rompecabezas en su percepción.
De allí que en el intuitivo no hay originalidad pero si innovación. Un mismo evento o experiencia puede ser modificado de un momento a otro, nada es o queda acabado aunque así lo parezca.
Lo importante aquí es entender esa dinámica como una de muchas formas de comprender al mundo. También es importante que el intuitivo aprenda a reconocerse como tal y aprender a potenciar su habilidad o talento.
La intuición se aplica a todo en la vida, en la ciencia, el arte, la filosofía y la espiritualidad. Solo debemos estar atentos y actuar en consecuencia.