Por: Carla Araneda Condeza – Chile / Correo:carla.d.araneda@gmail.com / https://instabio.cc
Magdalena Vial Escala fue una gran poeta, narradora y artista chilena. Nació en 1921, hija única de un matrimonio de posición acomodada, que con posterioridad se ve arruinado en términos económicos.
Tempranamente Magdalena se decide por una vida de entrega religiosa convirtiéndose en novicia y permaneciendo años en un convento hasta llegar a la conclusión de que esta no era su vocación. Parte de este periodo se deja ver en su obra “Ojivas”, poemario publicado en 1972 por el grupo Fuego de poesía.
El grupo Fuego de poesía fue fundado un 28 de abril de 1955 y presidido por el poeta José Miguel Vicuña. El cual se dedicaba a cultivar la poesía, creando diversas actividades en torno a ella, ya sea lecturas, ediciones de libros como es el caso de Ojivas de Magdalena Vial Escala. Exposiciones en galerías e institutos culturales de arte, y creando espacios de encuentro y comunicación entre escritores. Organización que aún existe.
Entre sus integrantes se encontraban: Jorge Hubner Bezanilia, Julio Barrenechea, María Silva Ossa, Myla Oyarzún, Juvencio Valle, Eliana Navarro, Hugo Goldsack, Antonio Campaña, Hernán Cañas Flores, Francisca Ossandón, Chela Reyes, Magdalena Vial Escala.
Ojivas es un poemario de nostalgia y profundo dolor, en el que se da cuenta de una historia de amor que no llega a suceder, pero que en su alma tiene una profunda huella. Así como los ecos de la mortalidad que prontamente ponen fin a sus anhelos.
Todo narrado desde la perspectiva de una mujer profundamente religiosa, lo que coincide con la época en que la autora se convirtió en novicia y vivió en un convento. Dejando ver emociones y una historia que pudo aproximarse más a la vida de la escritora.
“En la nave obscura,
Deletreo mi rosario de amargura.
Las horas lentas
Se alargan en la negrura
De cromáticas dolencias;
Mientras espero,
Bajo un rayo de luna
De suave fosforescencia,
La paz definitiva
Que me hundirá en su laguna.”
En medio de esta búsqueda de vocación empezó a trabajar como azafata de LAN, profesión con la que conoció diferentes destinos del país, lo que antes había sido imposible para ella. También incursionó en otras ocupaciones y profesiones. La variedad de labores que desempeñó enriqueció su conocimiento y nutrió su lenguaje lo que le permitió desarrollar sus grandes obras.
Su vida fue apagada un 25 de mayo de 1984, según la información que se hizo circular con posterioridad, se dijo que se había suicidado en el edificio Diego Portales, GAM, que en ese momento era sede de las organizaciones de la dictadura militar de Chile.
Sobre su muerte es poco lo que sabe ya que al momento de ocurrir los periódicos del momento no informaron sobre los hechos, ni sobre el saqueo ocurrido en su casa. Incluso su funeral fue vigilado por las autoridades de la época.
En el funeral ser reprodujo un discurso por Fernando de Undurraga, frente a dolidos escritores que acompañaron la partida de la escritora. Entre ellos se encontraba Isabel Velasco, Teresa Hamel, Braulio Arenas, y Enrique Lafourcade.
En sus últimos años de vida quienes la conocieron personalmente señalan que se encontraba sumida en una depresión debida al ambiente de violencia e injusticia que se desarrollaba en el país, a lo que se sumaba ciertas complicaciones del estado de salud, como es un glaucoma que la afectó gravemente.
Dejó este mundo dejando una vasta creación literaria y de poesía de la que se volvería a dar vida en el país. ¿Volvamos a leer a Magdalena Vial escala? ¿Por qué una escritora tan importante ha caído en el olvido?
Obras: “Engranaje” 1962; “Ojivas” 1972; “Clausura del sueño” 1979; “Clausura del sueño” 1979; “Liturgia de sombras” 1980; “Muelle del silencio” 1980; “Toda la iniciativa de Neruda” ;“Treinta días” 1983; “Arpegio de amor y muerte” 1984, poemario; “Reloj: Arena viva”, “Dibujo en el agua”; “De amor también se vive”; “Correo del silencio”; “Preludio Coral y fuga” poemario.
“…Tiene una condición rarísima, de seguro innata, que muchos procuran a la fuerza adquirir, que no siempre los maestros de la narración alcanzan y que ella impone desde la primera línea: el don de la frase vibrante, espontánea y rápida, que vive sola, animada por dentro, casi con independencia de su contenido, de tal manera que se la puede leer sin pensar. Su vitalidad se comunica por contacto. Es cada una como un animalito cálido que halaga la epidermis, se desliza entre los dedos y no pide más.”
Alone, sobre “Reloj” y Magdalena Vial escala.
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