Por: Rafael Mello – Brasil / Correo: rafaelmellocad@gmail.com / Cuenta Instagram: @theraposo

Cuando pensamos en los últimos 5 años, especialmente cuando hablamos de historia, parece que la controversia siempre viene a la mente, ¿verdad? De hecho, el campo de la historia ha estado más permeado y rodeado de polémicas con temas históricos, o simplemente, es lo que ha ganado más espacio en los medios. En este artículo presentaré un poco sobre cómo se produce esta negación histórica y cuáles son sus problemas, además, para aprovechar y presentar algunas posibilidades para combatir este gran problema.

Primero, debo aclarar aquí que los historiadores alrededor del mundo continúan produciendo trabajos, principalmente en conjunto con otros campos como la sociología y la filosofía, la antropología también ha ganado un espacio especial en las discusiones que se llevan a cabo, sin embargo, estos trabajos en en todo caso no siempre ganan el merecido y justo espacio en los medios. Pronto las controversias se vuelven más atractivas, puedo dar dos ejemplos: en Brasil la discusión sobre la dictadura cívico-militar, en Alemania la insistencia y la falsa negación del Holocausto, pero ¿por qué llaman tanto la atención?

Primero, debemos establecer aquí una diferencia entre lo que es la negación y lo que es la revisión, por lo que presento el escrito de Fernando de Lima Nunes: A menudo considerados como sinónimos, el revisionismo y el negacionismo tienen diferencias entre ellos. El revisionismo puede entenderse como una práctica común en la historiografía: revisar las interpretaciones y análisis realizados por otros investigadores. (NUNES, 2021, p. 32).

En este caso, nos damos cuenta de que la negación de la historia no tiene como objetivo común el aprendizaje o un nuevo análisis, entonces ¿cuál es su objetivo? Aquí viene mi punto principal de este texto, la negación tiene como único objetivo la deshumanización de personas que, hasta hace unas décadas, no tenían su lugar en la historia, es decir, no tenían derecho a una voz y mucho menos que se cuente su historia.

Pero, ¿tiene la historia ese poder? Mira, voy a usar un ejemplo aquí de mi país, Brasil. Por aquí nos gusta mucho usar una expresión llamada “Mas ser o benedito” para situaciones de indignación ante la actuación de terceros, expresión tan sencilla y que la gran mayoría de la población desconoce que tiene sus raíces en la figura del esclavizado y libertador Benedito Meialiga, que explica el escritor afrofuturista Ale Santos:

Dicen que fue un estratega audaz y creativo. Una de sus tácticas era crear pequeños grupos para evitar la captura y atacar diferentes granjas al mismo tiempo. La genialidad de su plan era que el líder de cada grupo vistiera exactamente como Media Liga, y cuando uno de ellos sufriera la desgracia de ser capturado, el verdadero reaparecería en otros motines. (SANTOS, 2019, p. 50)

Verá, ¿cómo algo simple tiene el poder de borrar el papel de una figura de importancia nacional? Pues este es el objetivo que persiguen los negacionistas cuando niegan la existencia del holocausto contra la población judía, borrar el sufrimiento sufrido por ella y exonerar los crímenes cometidos por los nazis, torturados y asesinados.
Bueno, esto fue una breve introducción al tema, creo que hay mucho más por decir y escribir y que con el aporte de los comentarios podemos elevar aún más el debate que propongo aquí.

Referencias

NUNES. Fernando de Lima. Combatendo o revisionismo: ensino de história da ditadura
civil-militar brasileira enquanto disputa de narrativas. Revista História Hoje, v. 10, no 19,
p. 30-52 – 2021. Disponível em: https://rhhj.anpuh.org/RHHJ/article/view/733

SANTOS, Ale. Rastros de resistência: histórias de luta e liberdade do povo negro. São
Paulo: Panda Books, 2019.

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