Por: Óscar Fernández Galíndez – Venezuela / Correo: osfernandezve@hotmail.com
Ken Wilber, conocido también como el Einstein de la consciencia, nos dice que la consciencia es una sola pero que la tenemos dividida, fragmentada. El ejercicio interior que lleva al despertar de la consciencia consiste en lograr la integración en vigilia y en estado onírico de nuestro consciente con nuestro subconsciente.
El lugar de habitación de nuestro ser superior es nuestra subconsciencia y es nuestro labor de ser comprometido hacer todo lo posible para volver a la unidad con el todo y con todos. El huevo cósmico, es un vídeo en el que se nos plantea que todos los seres del planeta somos el complemento de los demás.
Este viaje de liberación y de reunificación sólo es posible si comenzamos a auto observarnos sin juzgarnos, con creencia y paciencia. La voluntad del ser es clave en este proceso pues aunque parezca que todo está en nuestra contra, sólo la consciencia interior guiada por la voz del corazón y la voluntad del ser.
El Dios interior el yo soy, habita en nosotros en todo momento, y en todo momento actúa en nosotros para que conscientemente podamos transformar nuestra realidad a nuestro favor, sin pretender perjudicar a nadie. El gran amor que nos guía, debe ser el motor de nuestras vidas y nuestra voluntad debe estar centrada en nuestras acciones y no en las de los demás.
Tomando en cuenta que todos fuimos hechos con la misma sustancia, todos tenemos este potencial poder de crear consciente y permanentemente al mundo. Lo que vemos como real, es apariencia y lo real es lo que nuestra voluntad es capaz de crear a cada instante. Es por ello que para nosotros el tiempo no existe.
En la misma medida en que nos hacemos conscientes de este gran poder, en esa misma medida nos hacemos responsables del mismo y somos guiados para mostrarles a todos el cómo ellos también pueden despertar en su interior su poder eterno y unificador.
No sé trata de convencer a nadie, y nadie puede mostrarle a cada quien lo que habita en su interior. Cada quién está aquí para cumplir sus responsabilidades, pero no todos conocen cuáles son y cómo deben cumplirlas.
El camino hacia la reunificación pasa por aceptar y entender que todos somos parte de los demás y viceversa. Y que el único camino seguro es el viaje hacia nuestra interioridad. La externalidad sólo ofrece más confusión. La verdad consiste en conectarnos permanentemente con nuestra fuente interior y permitir que ella fluya de adentro hacia afuera.
Solo así lograremos encajar en el gran tejido o puzzle universal y sólo así comprenderemos nuestra verdadera responsabilidad en este gran juego de la gran consciencia universal, que denominamos, el retorno a casa.
Desde la escuela se requiere enseñar que el cuerpo humano, no es solo lo físico,sino también lo inmaterial de su espíritu, alma y sobre todo que está en unión con todos los elementos, tierra, aire, fuego y agua