Por: Luis Alfonso Briceño Montilla – Trujillo, Venezuela / Correo: ciudadbohemia1@gmail.com / Instagram: @luisbriceño13 / https://orcid.org/0000-0001-6713-1070
No quiero vivir como un venezolano.
Iván Duque –Expresidente Colombiano
Los discursos de poder y los diferentes escenarios en los cuales se producen, van desde la escuela, los medios de comunicación, hasta los espacios públicos, como un entramado lúdico que desarrolla un papel trascendental en las formas que han venido siendo configurados la agresión audiovisual sobre distintas poblaciones. Tal como lo expresa teóricos de la talla de Foucault o Teun Van Dijk, los mecanismos estructurales dentro de las articulaciones discursivas varían según el tipo de público y esferas de la sociedad. También, las relaciones de biodisciplina a través de distintas estructuras, complementan formas de ejercer dominio por medio de un conjunto de dispositivos, estrategias y configuraciones que han cimentado una especie de jerarquización estructurada.
Hasta hace poco, la violencia simbólica se ejercía desde diversos planos de elaboración y medios de comunicación con base monopólica. Es decir, desde la prensa, televisión, teatro, hasta el cine, constituían espacios de edificación sobre distintas formas discursivas y estéticas de la violencia. Por ejemplificar, en los años 1950 la “normalización” del papel de la mujer como reproductora de vida y ama de casa, era un asunto que se exponía como parte de un modo de violencia simbólica bajo el dominio de una sociedad patriarcal y conservadora. De igual modo, dicha tradición se extendía en otras latitudes que incluye a la sociedad venezolana en posteriores años (1990), por tan solo mencionar.
Formas de violencia simbólica
Sin embargo, otras formas de violencia simbólica son elaboradas bajo estéticas mucho más configuradas que incluye un sinfín de aristas en las cuales la propaganda de marcas conjuga la complejización de dicho fenómeno y mecanismos de persuasión. Es el caso del cine, en el cual el machismo u otras formas de violencia son ejercidas en géneros como el western –películas vaqueras- actuadas por el conocido actor Clint Eastwood o realizadas por el director Tarantino en sus odas sobre la sangre desmedida u otras como Pretty Woman (1990), Grease (1978), 50 Sombras de Gray (2015), Scarface (1983), James Bond, Alguien volò sobre el nido del cuco (1976), Matrix (1999), Diesciseis velas (1984), Karen llora en Bus (2011), Taxi Driver (1976), Joker (2019), Lo que el viento se llevó (1939), entre muchas más. De manera que, la historia del cine es la historia de la violencia moderna con bases u antecedentes a modo de justificación.
Esto nos lleva a reflexionar sobre el papel de los medios de masas en la sociedad y su increíble influencia como aparato reproductor divisionista, agresor y modelador de las conductas psíquicas con amplias repercusiones culturales. No obstante, el tema de la xenofobia, es una manifestación producida en distintas partes del mundo y capas de la sociedad.
Desde el deporte, la política, los sectores sociales hasta los conflictos raciales, nos muestran su carácter convulsionante en una sociedad condicionada por la imagen y los medios de difusión. Sumado a ello, la crisis económica actual y los conflictos bélicos, obligan a un conjunto de poblaciones a orientar su búsqueda hacia economías más “estables” donde la aporofobia suma un nuevo componente que deriva en el rechazo manifiesto como transgresión, producto de las desigualdades generadas por el modelo económico imperante.
La xenofobia desestructurada: nuevas formas de violencia simbólica.
En este punto, nos referimos a “xenofobia desestructurada: nuevas formas de violencia simbólica” como una nueva manifestación mucho más explosiva y abarcadora producto de la descentralización de las comunicaciones. Es decir, un giro en términos de información tras la llegada de internet a la población, ha producido una aceleración de los procesos de transferencia e interacción de usuarios en la red.
En los medios de comunicación tradicionales el papel de productores de información y receptores consistía en un acto pasivo en el cual la población solo recibía el mensaje creado por tales orquestadores. Mientras en la red, se rompe con dicho monopolio para hacer de la comunicación un hecho directo y sin barreras. Es decir, cualquiera puede producir formas de contenido e interactuar sin filtros que imposibiliten tales acciones.
Sin embargo, la creciente monopolización de la web, censura y mecanismos algorítmicos de las grandes plataformas, han comenzado a estructurar formas de dominio monopólico. Aun cuando la naturaleza de la web es antimonopólica o casi, de momento. Lo cual a su vez nos ha llevado a una especie de exacerbación de la violencia en la cual la xenofobia es un fenómeno de viralización alarmante.
Por doquier abunda un sinfín de hechos grotescos que las redes sociales han promovido y que hace un par de años no habían sido tan perceptibles como en la actualidad. Particularmente, las migraciones en distintas regiones del planeta parecen constituir el pan diario de promoción cotidiana. Por ello, no es casual que poblaciones enteras atribuyan el mal rumbo de sus naciones producto de la llegada de migrantes en plan de una mejoría económica.
Esto supone que una especie de mito moderno se apodera de la psique, en la cual se desplaza formas de violencia previa frente a la llegada de nuevos huéspedes en los distintos países. En mayor o menor medida, las amenazas, agresiones y delitos forman parte de los fenómenos que se producen en las distintas partes del mundo. Tal vez y, no desplazando razones de incremento sobre estas manifestaciones humanas, caben las siguientes preguntas:
- ¿Son los medios de masas y la web, armas de destrucción masiva?
- ¿El mundo estaría mejor si se regulara y virara hacia nuevas formas de producir contenido?
- ¿Cómo combatir o promocionar un uso más adecuado de éstos medio?
Es altamente probable que el fenómeno de la violencia no desparezca; sin embargo, un cambio más positivo podría ser la consecuencia si repensamos la “naturaleza” hacia a la cual se han relegado dichos medios.
Me despido hasta mi próximo artículo estimados lectores, y los invito a seguir mi cuenta instagram @luisbriceño13 así como visitar y suscribirse en mi blog personal, donde encontrarás información de interés y actualidad https://proyectoeditorialatopos.wordpress.com/
Fuerte abrazo virtual.
Excelente escrito, los niveles de xenofobia transgreden nuestra propia historia va más allá de un color de una figura, incluso lo académico, debemos estar muy alerta con este fuerte virus que no logramos entender y que estaba inoculado y no lo podíamos ver, ahora lo vemos y lo sentimos. Sin dejar a un lado la aparofobia tal como lo explica Cortina en la tesis de ética.
Que definición exacta Prof. Un virus, como enfermedad que intoxica y anula el pensamiento racional humano.
Excelente artículo, profesor Luis Briceño, muy acertado, lo llevaré a la institución educativa donde laboro para difundirlo entre toda la comunidad educativa. La xenofobia es una forma de dominación muy ligada a la cultura del miedo.
Saludos mi estimado, gracias por el detalle. Parte de los grandes cambios se dan en los espacios educativos. Ciertamente, la cultura del miedo parece ir ganando expansión.