Por: Alejandra Herrera – Chile / Correo: aleescritorafeminista@gmail.com

Nota aclaratoria: Para fines de este artículo, utilizare la palabra “cuerpa” refiriéndome al cuerpo físico femenino. Desde el Feminismo es importante reapropiarnos del lenguaje, por lo cual es fundamental para habitarnos en un nuevo “ser mujer”. Por lo tanto, la palabra cuerpa se refiere al género femenino  y cuerpo al  género masculino.

Den un paso al frente las mujeres que nunca han fingido un orgasmo. Probablemente todas quedaríamos en el mismo lugar. Podríamos actuar todos los actos de la gran obra. La ubicación, los movimientos, los diálogos y el gran final. Sí leerlo resulta por lo bajo frustrante, imagínense vivirlo.

La brecha orgásmica

No lograr orgasmar en un encuentro íntimo, es un acto de inequidad sexual llamada brecha orgásmica; que en palabras sencillas corresponde al número de orgasmos que de forma sistemática se da entre hombres y mujeres en parejas heterosexuales ¿Qué quiere decir esto? Simple, de base existe una diferencia significativa entre el número de orgasmos que tienen los hombres en sus encuentros eróticos con mujeres, frente a los nuestros.

Tal como lo abordamos en el artículo anterior, “Derechos sexuales y reproductivos: Educación y libertad”. La sexualidad es una dimensión fundamental en el desarrollo y conformación del ser humano. Determina las diversa formas  de posicionamos frente al mundo. Esto explica la importancia de no solo tener una vida sexual libre, sana y segura, sino también disfrutarla y apropiarnos en plenitud del orgasmo.

Veamos que nos dicen los datos de Damonti (2020).

  • 33% de mujeres frente al 75% de los hombres han tenido orgasmos siempre en sus relaciones. Es decir, 3 de cada 10 mujeres frente a casi 8 de cada 10 hombres.
  • 65% de las mujeres frente al 95% de los hombres han tenido orgasmos habitualmente en sus relaciones, algo más de la mitad de las mujeres frente a prácticamente todos los hombres.
  • Un 75% de las mujeres frente al 28% de los hombres no siempre experimentan orgasmos en sus encuentros, es decir, casi 8 de cada 10 mujeres frente a menos de 3 hombres de cada 10.
  • Finalmente, el 20% de mujeres frente al 2% de los hombres nunca experimenta orgasmos en sus relaciones; por lo tanto, por cada hombre que no tiene orgasmos nunca en sus relaciones, hay 10 mujeres en la misma situación.

¿Qué nos ha llevado a estar privadas de disfrutar?

Múltiples factores han ido recortando nuestro derecho al placer. Históricamente el goce ha sido castigado en las mujeres, las sociedades se han encargado de controlar nuestras cuerpas con acciones como la prohibición a la anticoncepción, y la idea del amor romántico que deposita nuestra felicidad en manos de otro, los matrimonios acordados, la maternidad impuesta, los estereotipos respecto a cómo vestirnos y los tamaños y pesos de nuestra corporalidad, solo por mencionar algunos.

Estas imposiciones han ido creando barreras que nos impiden acceder al placer. ¿Y cómo no? Quién podría entregarse libremente al goce, si desde la cuna cargamos con estándares de “belleza” que muchas veces nos llevan a cuestionarnos si nuestras formas nos hacen merecedoras de placer. Tener sexo con luz, contemplarnos mientras lo hacemos, caminar desnuda, se transforman en actos difíciles de sortear al momento de logar el disfrute.

La autoexploración

Otra prohibición social, que atenta contra nuestro derecho a orgasmar, es la autoexploración. Desde la infancia se nos restringe de mostrar, tocar y descubrir la cuerpa. Cualquier aproximación a ella que no sea para asearla o adornarla, es sancionada. Lentamente internalizamos la idea que nuestros territorios deben ser conquistados por otro, porque no hay cabida para el autodescubrimiento.

Lo antes mencionado nos sitúa en objeto de deseo y nos arrebata la posibilidad de ser mujer deseante. Dinámica que el porno retroalimenta a la perfección. Sexualidad heteronormativa y coitocentrista. Orificios corporales femeninos a libre disposición, con un guion que inicia y finaliza cuando el falo lo determina. Esta secuencia está arraigada en el imaginario sexual, conduciéndonos en ocasiones a un chek list del sexo, que nos hace depositar la energía en replicar a la porno star y no conectar con la mujer real.

La brecha orgásmica es enorme y el camino no es fácil. Pero un primer paso es reconocer nuestro derecho de orgasmar. Somos mujeres deseantes y con libertad de goce. Volvamos el foco a nosotras. La invitación es a ir por nuestro placer, despojadas de culpas, vergüenzas y miedos. Nadie debe volver a saquearlo.

Soy Alejandra Herrera, escritora feminista. Psicopedagoga, Magíster en Neurociencias aplicadas a la Educación, Diplomada en Estudios de Género mención Políticas Publicas y Educación. Autora del libro “Apto para Señoritas”. Te invito a conocer más acerca de mi trabajo en mi cuenta de Instagram @ale__escritora o mediante mi correo: aleescritorafeminista@gmail.com .

Referencia

Damonti, P. (2020). La brecha orgásmica. Katakrak Liburuak.

 

 

 

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Adi pulido

Hola me encanto tu publicacion excelente definicion de lo expuesto y muy de acuerto con todo lo mencionado. Me identifico con gran parte de lo que lei pero en otras no ya que si no me gustaba estar con mi pareja o no me satisfacia simplemente no lo hacia, tal vez por esa razon mi pareja buscaba fuera del hogar y cuando yo queria el no queria y asi era viceversa por lo que hoy me encuentro sola pero no dejo que nadie me saquee como usted dice.. Felicitaciones muy interesante

Alejandra Herrera

Querida Adi, que alegria saber que te has movilizado por tu placer y bienestar sexoafectivo. Cuando logramos comprender la importancia de aquello nuestras vidas cambian para siempre. Te dejo un saludo cariñoso.

Pamela Hurtado

Es un artículo que demuestra la no comprensión entre lo que es un derecho y la real naturaleza del ser humano…ya que decir que orgasmar es un derecho, es como hablar de leyes, realmente es parte de nuestra naturaleza humana. Importante no confundir a la gente con este tipo de artículos que provienen de un pensamiento machista y narcisista disfrazado de feminismo. Se feminista va más allá de un “derecho” tiene que ver con nuestra propia autoevaloración, con nuestra historia familiar…después de todo para estar en este mundo se necesito del maravilloso complemento masculino, quienes también tienen su historia y su sensibilidad…recuerden que todo en equilibrio funciona mejor que en polaridad…lo malo es victimizarse y eso es lo que hace el “feminismo”, vivir sintiéndose víctima, en vez de ocuparse de sanar, de recordar sin dolor y dar un vuelco a esta sociedad tan polarizada.

Alejandra Herrera

Pamela, desde el feminismo el placer y apropiación de nuestro cuerpo es un derecho que tambien se constituye dentro de los Derechos Sexuales y Reproductivos, porque históricamente la sexualidad ha respondido a una cultura falocentrica y hegemonica que no ha facilitado en absoluto el acceso a nuestro placer y diversas investigaciones así lo avalan. La invitación es a habitarnos de una nueva manera y en armonía y conexión con nuestras parejas. Un saludo cordial.