Por: Óscar Adolfo Alvarado – Santa Rosa, Municipio Biruaca, estado Apure, Venezuela / Correo : cronicasdehistoria2010@gmail.com

Los nacidos en la década del 70 y principios de los 80 fueron los últimos Llaneros que crecieron bajo la atenta mirada de las Abuelas y Abuelos, pues eran comunes las “casas montoneras”, es decir, donde todavía se mantenían los “adultecentes” con familia pero en casa de los padres.

Nadie podía rebelarse contra el regio gobierno “abuelero”, no había posibilidad de hacerlo y por tanto la disciplina era una “Dictadura Amorosa”, aunque parezca un oxímoron. Los abuelos entendían que disciplinar al muchacho era prepararlo para que en el futuro tuviese buenos valores humanos.

En consecuencia en una conversación de adultos fue INACEPTABLE un niño o muchacho, si alguno osara acercarse bastaba una mirada inquisidora para “espantarlo” _”más asustado que Leona latía e’perro”._ Si acaso el muchacho al mirarlo no se retiraba y se le ocurría decir una palabra entre los viejos, un “al revés” le apagaba el “micrófono” y al irse la visita “Pedro Moreno” cobraba el resto de la “deuda” con una soberana pela de _”Dios me libre”_ con aquellos “guamazos” que uno brincaba como metra caída sobre el concreto; y, la posterior condena a una o dos horas arrodillado sobre granos de maíz en el rincón de la sala.

Perecerá una película de terror pero no fue “mal de morir”, es historia cierta y con esa severidad se forjaron generaciones honestas, respetuosas y laboriosas. Al presente los “cagones” casi cachetean a los padres frente a la multitud y ellos le ríen y hasta aplauden la malcriadez.

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