Por: Ricardo J. Chaparro – Tovar / Investigador INIA- Venezuela, Miembro Fundador de la Red Latinoamericana de Divulgación Científica (RLDC) / Instagram: @ricardojcht/ Correo: ricardochaparroinia@gmail.com
ORCID iD icon
https://orcid.org/0000-0003-0749-726X

Una vez, un amigo divulgador de la ciencia me contó que había realizado y compartido en sus redes sociales (RRSS) un vídeo, utilizó datos e información de un artículo científico recién publicado en una revista muy reconocida.

Dos días después, se enteró por otro colega que dicho artículo había sido retractado, los datos e información que utilizó y dió por ciertos en sus RRSS, eran cuestionables.

¿Qué harías en su caso?

Este artículo es un aporte del autor como miembro de la Red Latinoamericana de Divulgación Científica (RLDC). Aborda los tópicos de la retracción y transparencia en la divulgación y difusión científica escrita, por la importancia que revisten para los investigadores en formación en su desempeño profesional.

 

La transparencia incrementa el nivel de confianza social en la ciencia, la legitima, ante sociedades cada vez más críticas.

La ciencia, en su búsqueda constante de conocimiento, ha desarrollado mecanismos de autocorrección para garantizar la validez y confiabilidad de sus hallazgos. Entre estos mecanismos se destaca la retractación de artículos científicos, un proceso que, lejos de representar un fracaso, constituye una muestra de integridad y compromiso con el rigor científico.

En las últimas dos décadas, el fenómeno de la retractación ha experimentado un incremento exponencial, si en 2003 se registraban menos de 100 retractaciones anuales, para 2023 la cifra superó los 10.000 casos a nivel global, según datos de Retraction Watch (2024) . Este crecimiento, que podría interpretarse como una crisis de credibilidad, en realidad encierra una paradoja fundamental:

Cuanta mayor transparencia y rigor aplica la comunidad científica, más casos de fraude y error salen a la luz.

De allí que, se hace interesante y necesario realizar un paseo por el complejo universo de los artículos científicos retractados, revisar algunas de sus causas, conocer las iniciativas para su monitoreo y la urgencia de divulgar estos casos en un ecosistema académico y científico donde la presión por publicar amenaza con socavar los cimientos mismos del método científico. Desde esta perspectiva, la paradoja resulta reveladora:

Solo al borrar lo erróneo, podemos avanzar hacia un conocimiento genuino.

 

Retractación, ¿de qué estamos hablando?

En pocas palabras, la retractación científica es un proceso formal mediante el cual una publicación es oficialmente invalidada tras su publicación. Este mecanismo, lejos de ser una simple corrección editorial, constituye un acto de rigor en el conocimiento (epistemológico) donde la comunidad científica declara públicamente que ciertos contenidos carecen de validez por contener errores graves o provenir de conductas antiéticas.

| Imagen de: pixabay.com
| Imagen de: pixabay.com

 

Imaginemos que funciona como sistema inmunológico del cuerpo académico y científico, identificando y eliminando elementos que podrían contaminar el registro de datos. Evidentemente su importancia trasciende lo académico, en campos como la medicina o la ingeniería, artículos retractados pero no identificados podrían sustentar decisiones clínicas erróneas o fallas técnicas catastróficas.

Tipologías de retractaciones

Las retractaciones presentan diversas modalidades según su naturaleza, entre ellas encontramos:

  1. La retractación por error involuntario: ocurre al descubrir fallos metodológicos o analíticos que invalidan conclusiones. Estos errores, aunque no implican mala fe, exigen corrección inmediata.
  2. En contraste con la anterior, la retractación por fraude, involucra conductas deliberadas como fabricación de datos o plagio.
  3. Un tercer tipo emergente son las retractaciones preventivas, donde instituciones de investigación o los editores de las revistas retiran estudios ante sospechas no confirmadas para evitar daños potenciales, práctica controvertida pero creciente en áreas sensibles como la salud.
| Imagen generada con: seaart.ai
| Imagen generada con: seaart.ai

Causas principales de la retractación de artículos

  • Crisis de originalidad: el plagio representa el 16% de retractaciones globales, según un estudio de Retraction Watch (2024). Su variante más insidiosa es el autoplagio o “reciclado de publicaciones”, donde autores repiten contenidos propios en múltiples artículos para inflar su producción. La duplicación alcanza el 27% en ingenierías, revelando una crisis de creatividad en campos aplicados (Retraction Watch, 2024).
  • Traición al método: conocido como fraude y fabricación de datos. Casos como el de Yoshitaka Fujii en anestesiología -117 artículos retractados- muestran cómo el fraude sistémico puede persistir por años antes de detectarse (Retraction Watch, 2024).
  • Errores metodológicos: los límites del peer review, aquí las retractaciones provienen de fallas metodológicas no detectadas en revisión. La crisis de reproducibilidad en psicología, solo 36% de estudios replicables según Centeno-Leyva y Dominguez (2020) ejemplifica este problema estructural.
  • La tiranía del “publish or perish” : el modelo de evaluación académica y científica, obsesionado con métricas cuantitativas, ha creado fábricas de “papers” donde la calidad se sacrifica en el altar de la productividad. Esto hace que investigadores bajo presión publiquen más artículos retractables.

De los sistemas, bases de datos y artículos retractados

Se han desarrollar herramientas tecnológicas que  facilitan  la detección temprana de fraudes y al mismo tiempo, realizar las retracciones respectivas. Un ejemplo es el software Retract-O-Meter, usando machine learning, identifica patrones sospechosos (autocitación excesiva, similitud textual) con alto porcentaje de precisión. Editores como Elsevier ahora integran estas herramientas en sus flujos editoriales.

| Imagen de: unsplash.com
| Imagen de: unsplash.com

 

Otro ejemplo lo representa RetractBASEbuscador especializado en publicaciones retractadas (retracted article), notas de retractación (retraction) y artículos retirados (withdrawn), desarrollado por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España.

A demás, nos encontramos con Retraction Watch, los llamados centinelas de la ciencia, con más de 19.000 registros, según sus creadores, Retraction Watch ha revolucionado la transparencia científica. Su base de datos permite análisis multivariables: el 62% de retractaciones provienen de 10 países, liderados por Estados Unidos (28%), China (24%) e India (10%). Su labor ha impulsado políticas como las Directrices del Comité de Ética de la Publicación (COPE, Committee on Publication Ethics, 2019), estandarizando procesos editoriales.

Importancia de conocer los artículos retractados

Si tomamos como cierta la premisa que cada cita de un artículo retractado es un vector de desinformación que no deberíamos replicar, entonces, es importante que los investigadores, sobre todo los noveles, sepan identificar los artículos retractados.

En este sentido, plataformas como Crossref mantienen registros públicos de retractaciones vinculadas a los Identificadores de Objetos Digitales (Digital Object Identifier DOI), emitiendo alertas automáticas cuando un estudio citado es invalidado.

Dos ejemplos recientes de retractaciones y sus implicaciones científicas en 2025

  1. La retractación de tres estudios en Medical AI Review evidenció cómo datasets sesgados pueden inflar artificialmente la precisión diagnóstica de algoritmos. El caso llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a emitir los Estándares para Validación Clínica de IA, exigiendo auditorías externas y diversidad étnica en datos de entrenamiento.
  2. La retractación de 12 artículos por “salami slicing” en modelización climática llevó a las principales revistas del área a limitar los 3  trabajos derivados de un mismo proyecto, combatiendo la inflación artificial de publicaciones.

Entonces, ¿la paradoja inicial se resuelve?

Cuantas más retractaciones existen, más “sana” estará la ciencia.

Como dijo el filósofo de la ciencia Karl Popper:

El conocimiento avanza no acumulando verdades inmutables, sino descartando errores sistemáticamente.

Por lo antes descrito, se puede señalar que en esta labor colectiva de criba crítica reside el verdadero progreso científico.

Las retractaciones no son tumbas del saber, sino surcos donde sembrar nuevas preguntas. “La ciencia que viene” deberá equilibrar la urgencia de innovar con la paciencia de validar, recordando que, en el largo plazo, la integridad es la única métrica que perdura.

Reflexión de cierre y algunas recomendaciones

El incremento de retractaciones no es un fracaso, sino la maduración de un sistema científico que está llamado a priorizar la calidad sobre la cantidad en un escenario donde las herramientas informáticas que apoyan la difusión y divulgación escrita de la ciencia avanzan a pasos acelerados. Los datos revelan un cambio paradigmático, según la COPE (2019), si en 2010 solo el 44% de revistas tenían políticas claras de retractación, se proyecta que para 2025 el 92% deberían implementarlas siguiendo estándares internacionales.

Sin embargo, esta visión de progreso exige actitudes éticas desde la individualidad de los investigadores, académicos y estudiantes, al mismo tiempo, acciones concertadas dentro de las organizaciones dedicada a la formación, divulgación, y difusión de la ciencia. En este escenario se plasman las siguientes recomendaciones:

  1. Reforma de la evaluación académica: se hace necesaria no solo la suscripción a iniciativas de éticas como la Declaración sobre Evaluación de la Investigación (DORA), la cual reconoce la necesidad de mejorar las formas en que se evalúan los investigadores y los resultados de la investigación, también, necesaria es su aplicación y seguimiento riguroso, lo cual valoraría en la praxis el impacto sobre cantidad, premiando revisiones críticas.
  2. Educación ética temprana: incluir formación en integridad científica desde pregrado, con simulaciones de detección de fraude y talleres de metodología rigurosa.
  3. Tecnología al servicio de la transparencia: implementar blockchain de registros de investigación e AI para detección temprana de patrones sospechosos.
  4. Protección a denunciantes: establecer canales seguros para los denunciantes  (whistleblowers), responsables del 38% de retractaciones según el Journal of Academic Ethics.

Nos vemos en la próxima entrega de tu sección “Ciencia en Letras”, con más aportes desde la Red Latinoamericana de Divulgación Científica (RLDC).

Referencias

Otras entradas de esta sección

Suscribir
Notificar de
guest

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

0 Comentarios
Más antiguo
El más nuevo Más votados
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios