Por: Nina Padme Eufracio Rojas / Departamento de Químico en Fármacos. Centro de Enseñanza Técnica Industrial Plantel Colomos. C. Nueva Escocia 1885, 44630 Guadalajara, Jal. Correo : neufraciorojas@gmail.com / Instagram:@ninapadme

 

El arsénico, elemento conocido por su toxicidad y su oscuro papel en la historia humana, sorprendentemente es un componente clave en los complejos ecosistemas de las profundidades marinas. En un ambiente carente de luz solar, con presiones extremas y escasez de nutrientes, la vida ha encontrado una forma de convertir este veneno en una fuente de energía y supervivencia.

Figura 1. Estructura química de un compuesto organoarsénico, caracterizado por un grupo arilo unido a un átomo de arsénico en estado de oxidación +5, con grupos funcionales hidroxilo (-OH) y nitro (- NO ₂).
Figura 1. Estructura química de un compuesto organoarsénico, caracterizado por un grupo arilo unido a un átomo de arsénico en estado de oxidación +5, con grupos funcionales hidroxilo (-OH) y nitro (- NO ₂).

 

En estas profundidades, ciertas bacterias han desarrollado la capacidad de “respirar” arsénico. Este proceso, denominado respiración anaerobia de arseniato, consiste en la transformación de arseniato (ᵣAsO₄³⁻ᵣ) en arsenito (ᵣAsO₃³⁻ᵣ), generando la energía necesaria para sustentar su supervivencia. Para entenderlo, imagina que estas bacterias trabajan como un taller mecánico en un pueblo remoto donde no hay electricidad. En lugar de usar corriente eléctrica convencional, aprovechan una fuente de energía alternativa, como un generador manual, para realizar sus tareas.

Estas bacterias están dotadas de sistemas enzimáticos especializados que funcionan como herramientas de alta precisión. Estas enzimas catalizan la transformación de arseniato en arsenito con una eficiencia sorprendente. Piensa en ello como un chef que, con los utensilios adecuados, transforma ingredientes crudos en un plato elaborado y nutritivo. El resultado de este proceso es la energía que necesitan para crecer y prosperar en condiciones que serían letales para la mayoría de las formas de vida.

Los productos metabólicos generados durante este proceso no solo benefician a las bacterias, sino que también constituyen la base de alimentación para otros organismos que habitan estos entornos hostiles. Es como si estas bacterias fueran pequeñas fábricas que producen materias primas esenciales para una comunidad industrial, manteniendo el equilibrio y la estabilidad de todo el ecosistema.

Además, las microalgas presentes en estas regiones extremas aprovechan el arsénico transformándolo en compuestos menos tóxicos, como la arsenobetaina, que no solo las protege de su toxicidad, sino que también proporciona nutrientes esenciales para otros organismos marinos. Este mecanismo puede compararse con un sistema de reciclaje avanzado, donde los desechos potencialmente peligrosos se convierten en recursos valiosos.

El descubrimiento de estas adaptaciones tiene implicaciones que trascienden los límites de nuestro planeta. En lunas como Europa y Encélados, cuyos entornos químicos comparten características similares con estos ecosistemas extremos, podría existir vida basada en procesos químicos análogos. Este hallazgo amplía las posibilidades en la búsqueda de vida extraterrestre, desafiando nuestras concepciones tradicionales de habitabilidad.

Figura 2. Representación artística de un ecosistema extremo donde microalgas y bacterias transforman compuestos tóxicos, como arsénico, en nutrientes esenciales. La ilustración destaca la bioluminiscencia y la interacción de los organismos en un ambiente.
Figura 2. Representación artística de un ecosistema extremo donde microalgas y bacterias transforman compuestos tóxicos, como arsénico, en nutrientes esenciales. La ilustración destaca la bioluminiscencia y la interacción de los organismos en un ambiente.

 

Por otra parte, los avances en biotecnología también han comenzado a inspirarse en estas capacidades naturales. Desde iniciativas para la descontaminación de aguas contaminadas hasta proyectos que buscan generar energía sostenible, el arsénico podría redefinirse como un recurso clave en la lucha por un futuro sustentable.

El estudio del arsénico en los ecosistemas marinos profundos pone de relieve cómo los organismos pueden adaptarse a condiciones extremas y transformar compuestos tóxicos en pilares fundamentales de la vida. Estos descubrimientos no solo enriquecen nuestro conocimiento del mundo natural, sino que también abren nuevas vías para explorar soluciones biotecnológicas y astrobiológicas. ¿Qué otros elementos que consideramos tóxicos podrían esconder secretos igual de sorprendentes y revolucionar nuestra comprensión de la vida?

Referencias

  1. Oremland, R. S., & Stolz, J. F. (2003). The ecology of arsenic. Science, 300(5621), 939-944.
  2. Ahmann, D., Roberts, A. L., Krumholz, L. R., & Morel, F. M. M. (1994). Microbial mobilization of arsenic from sediments of the Aberjona Watershed. Environmental Science & Technology, 28(4), 577-585.
  3. NASA Astrobiology Institute. (2024). Arsenic-based life and its implications for extraterrestrial biology. Astrobiology Journal, 22(3), 145-160.

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