Por: Bartolomé Cavallo – Venezuela / Instgram: @teatroacavallo / Correo: cavallobartolome5@gmail.com

El pasado 31 de enero de 2025, en los espacios de la Academia Técnica Militar de Comunicaciones y Electrónica, dirigida por el G/B Alexis Antonio Quintero Ávila; se dio una experiencia de un Teatro Histórico, a propósito de la venidera fecha del 12 de febrero de 1812 con la Batalla de la Victoria, que después sirvió para la institucionalización del Día de la Juventud.

Los cadetes y cadetas de esta institución, dirigidos por quien escribe, participaron como protagonistas de un taller para docentes con estudiantes de colegios provenientes de la ciudad de la Victoria, acompañados de sus respectivos docentes. Este taller intenta dar herramientas didácticas a los docentes, utilizando el teatro para lo lúdico, pero también para lo didáctico.

En un círculo de niños y niñas, los cadetes y cadetas acompañados de la Banda de Guerra de la institución, representaron personajes emblemáticos como Simón Bolívar, quien ordena a José Félix Ribas que se traslade a la ciudad de la Victoria para contener a José Tomás Millán de Boves, quien venía desde Guárico para sitiar Caracas; aunque Boves había sido herido en la Batalla de la Puerta el tres de febrero de ese año y tuvo que ser reemplazado por su segundo de abordo, Francisco Tomás Morales. Estos personajes y otros se presentan y narran sus nombres, sus cargos y el propósito de sus acciones. Después los niños y niñas deben imitar a los actores y repetir pasajes para entender que la historia es un continum de acontecimientos, que más tarde se pudiera repetir.

Los docentes deberían acompañar estas historias con trajes hechos por sus estudiantes, incorporando a la coral del plantel –si la hubiera-, a los profesores de deportes, a la estudiantina y todas las personas involucradas en el proceso educativo, señoras de la limpieza, jardineros, sin que esto sea una obra de teatro para ser representada ante un público; es un ejercicio para el estudio de la historia, sin ser leída, solo actuada.

Se sugiere que el salón esté libre de pupitres, mesas, escritorios o cualquier cosa que incomode el desplazamiento de los comediantes, niños y niñas. Se trabaja descalzos y se sugiere que sea una vez por semana. De esta manera se irá alimentando las escenas y con ellas el conocimiento. Los participantes deben leer fragmentos y extraer los mejores párrafos para ser escenificados en el taller histórico.

Bartolomé Cavallo, alumno de Ramón Lameda.

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